Imprimir
Inicio »Opinión, Cultura  »

“Dentro de la Revolución” sigue existiendo espacio para todo y para todos

| 32 |
Foto: Estudios Revolución.

Foto: Estudios Revolución.

Queridas amigas y amigos:

Ante todo la felicitación a los condecorados, desde la admiración, el respeto y el cariño.

Muchas veces en los últimos tiempos he pensado: quién me iba a decir a mí que tal o más cual cuestión me iba a tocar. Pues casi todas me han tocado y ¡de qué manera! Esta es una de las más desafiantes, sin dudas: pensar, escribir y pronunciar unas palabras en recordación de aquellas trascendentales y polémicas, 60 años después.

Confieso que siempre me ha llamado la atención que, al abordar aquel momento, solo reparemos en el discurso del Comandante en Jefe y de forma fragmentada, cuando de aquella reunión debió y debe decirse más, publicarse más, quizás todo lo que aún pueda ser rescatado, como pedía Roberto Fernández Retamar 40 años después, porque es preciso entender las motivaciones de aquellas Palabras que, como ha dicho Jorge Fornet, fueron, quizás, la primera estocada al sectarismo presente entonces.

Hace unos días, preparando las ideas que quiero compartirles hoy, me fui a la cama después de releer lo que dijo Fidel hace 60 años y otros textos, escritos por algunos de ustedes y por otros intelectuales, hoy ausentes solo físicamente, en ocasión de sucesivos aniversarios de aquel histórico diálogo. Confieso que me entusiasmé ante la proximidad de este encuentro por la confirmación de la vigencia de esas Palabras… Bajo esas emociones, escribí el esbozo de lo que voy a expresarles ahora:

Hace 60 años, en diálogo real y honesto con la intelectualidad artística y literaria, el muy joven líder revolucionario Fidel Castro planteaba las bases fundacionales de lo que a lo largo de estos años ha conformado la política cultural de la Revolución Cubana.

Quien dice aquellas Palabras… es un hombre que aún no ha cumplido los 35 años y ya es aclamado como un héroe en Cuba y en gran parte del mundo. Pero no viene a imponer el peso de su heroísmo, ni siquiera el encanto de su fascinante personalidad.

Todavía hoy impresiona su humildad para reconocer que “nosotros estamos aprendiendo (…) nosotros hemos venido aquí a aprender”. Esa parte de su discurso es una lección de ética y de solidez cultural, de respeto al otro; es una prueba de cómo funciona el diálogo verdadero, con el oído atento a las voces inconformes o disonantes y la palabra dispuesta a responder, pero no para vencer, sino para aprender, aceptar, convencer: sin prepotencia y sin soberbias estériles.

No impone, razona. Es un dirigente abierto a una discusión que los propios intelectuales y artistas no habían logrado resolver entre sí.

Como nos recuerda en el catálogo de la exposición Omar Valiño, Fidel “no elude la cita, a pesar de la complejidad de la esfera artístico-literaria, donde grupos y liderazgos luchaban entre ellos por zonas de poder y entre la cual revoloteaba el fantasma de la concepción estalinista de la cultura”.

Recuerdo haberle escuchado a Eusebio alguna vez, tras las emociones vividas en un día de celebraciones patrias, que Fidel había condenado a Cuba, en el sentido más cariñoso del término, a tener siempre una guía intelectual.

Entiendo que hablaba de la intelectualidad en su acepción más amplia y diversa y no reducida a la artística-literaria. Pero no hay dudas de que pensaba en aquella reunión primera, donde el jefe guerrillero, el líder político, el estratega de todas las horas se revela de manera sencilla, pero firme, ante artistas e intelectuales de reconocida obra, como el intelectual indiscutido que siempre fue.

Por eso se detiene en la libertad formal, en el nexo artista-Revolución, hasta llegar a la necesidad de tener en cuenta también a los que honestamente se declaraban no revolucionarios en aquel momento.

En aquellas palabras fundadoras, que han sido referente de cada acción cultural durante todos estos años y de las que a menudo solo se ha extraído una frase, yo advierto dos líneas fundamentales que confluyen en un mismo fin.

Primero aparece claramente la convocatoria a todos los creadores a llevar el arte al pueblo y, a la vez, la afirmación de que la Revolución garantizaría la mayor libertad de creación.

A mi modo de ver, al referirse con claridad a la más amplia libertad formal, distinguiéndola de la siempre compleja y más sutil libertad de contenido, se está abordando abierta y honestamente, sin cortapisas, el desafío que tienen ante sí las nuevas instituciones culturales frente al hecho artístico dentro de la Revolución.

“Dentro de la Revolución”. Esa formulación, que suelen sacar de contexto y presentar como expresión excluyente a los que leen malintencionadamente las Palabras…, es central e insustituible. “Dentro de la Revolución todo” significa que lo único que no está en discusión es la Revolución. No es ella un hecho en disputa. Es el hecho mismo, la razón de ser de aquel encuentro.

Se ha dicho muchas veces y de mejor manera seguramente, pero nadie puede negar que la Revolución Cubana es el hecho cultural multidimensional total, el que despertará a una nación entera al conocimiento y reconocimiento de sí misma; el que abrirá las compuertas de la poderosa creatividad del ser nacional dondequiera que habite, el que nos dará nuevo rostro y alma nueva para hablar de tú a tú y sin minusvalías con el resto del mundo, ya no solo desde las voces y las obras de la vanguardia artística e intelectual que siempre existió, pero en minoría, sino desde la masa pujante y generosa que aparecería, hasta debajo de las piedras de las lomas, a partir de ese otro hecho cultural indispensable que se deriva de la Revolución y solo de ella, que es la Alfabetización.

Basta con mirarlos a ustedes y admirar sus obras, con recorrer las salas de Bellas Artes, el Ballet Nacional, el cine cubano, el teatro, la literatura, la música. ¿De dónde salieron los nombres que no puedo citar porque la lista sería muy larga de tanto talento que nos enorgullece hoy?

El patrimonio cultural que la Revolución encuentra, magnífico por su originalidad y trascendencia, pero excepcional y disperso, por la falta de respaldo institucional hasta 1959, se multiplicó mil veces como consecuencia de una voluntad política que siempre ha tenido a la Educación y a la Cultura como centro de su acción transformadora.

Sin la Revolución, la deslumbrante cultura cubana de nuestra época no sería. Ni siquiera existiría esa parte de la cultura cubana cuyos creadores un día rompieron con la Revolución por disímiles causas, pero han aportado al patrimonio de la nación obras inseparables del curso revolucionario de nuestra historia.

Creo sinceramente, gracias a varias relecturas y análisis de Palabras… en los últimos años, que la intelectualidad cubana derrotó la idea reduccionista que pretendían imponer los adversarios de la Revolución, encerrando en debates estériles una frase, mientras se desconocía la evolución de esas propias palabras en los hechos, la transformación cultural profunda que se había iniciado con el triunfo mismo de 1959 y se desataría después cada vez con mayor fuerza y alcance.

Pero sería un error confinar las llamadas Palabras a los intelectuales a un momento único, a aquel instante de junio de 1961, retador y trascendente como todo nacimiento, en el que confrontan certezas y dudas los intelectuales y artistas y el líder, intelectual también, de un proceso absolutamente nuevo que deslumbra y asusta, según quienes lo miren.

La reunión de la Biblioteca Nacional tuvo una continuidad en el tiempo que llega a nuestros días. Este acto es parte de ese proceso. Los diálogos sucesivos entre Fidel y una buena parte del Gobierno con la intelectualidad artística del país no se interrumpieron ni en los momentos más inciertos tras el derrumbe del socialismo en Europa del Este y la Unión Soviética. Más bien se afianzaron, dejando para el resumen de los acontecimientos otra frase que se hizo principio: “…la Cultura es lo primero que hay que salvar…”.

Una y otra vez, muchas a lo largo de estos 60 años, volvieron a encontrarse ambas partes para dialogar sobre temas medulares de la política cultural y más, sin limitaciones, sin censura, sin prejuicios. Y se confirmó lo que decía Retamar en el aniversario 55, que el concepto incluía la crítica de la Revolución, dentro de la Revolución. Más de una fractura se evitó con esos diálogos. Y más de una se produjo cuando se subestimó su importancia.

Si se siguen las huellas de esos sucesivos diálogos, se verá el impacto que dejaron en la sociedad cubana y no solo en sus ámbitos culturales.

El nacimiento de la UNEAC en agosto de ese mismo año, que al decir de la doctora Graziella Pogolotti “habría de ser un espacio de convergencia para la diversidad de credos estéticos”, es quizás el hecho cultural inmediato más sobresaliente.

Pero no es posible encontrar en las siguientes décadas del devenir de la Revolución Cubana, transformaciones sustanciales, giros y correcciones políticas en las que no haya participado activamente la intelectualidad artística, con propuestas osadas, alertas y señalamientos adelantados. Fidel, desde el Partido y el Gobierno, mantuvo viva y actuante la interacción con los creadores, garantizando su participación, que equivale a decir su compromiso con la vida del país en todos sus ámbitos.

Nada ha escapado a la contribución de la vanguardia: desde la calidad de la enseñanza, el funcionamiento de las instituciones culturales o la economía de la cultura, el peso de la burocracia, la tecnocracia y la mediocridad, hasta los vacíos y los olvidos que podrían poner en riesgo el destino de la nación cubana, como la reemergencia de fenómenos tan nocivos como la prostitución, la corrupción o el racismo, que ingenuamente creíamos superados con las leyes revolucionarias.

Siento que hoy nos debemos una relectura responsable y comprometida de los debates que desde 1961 caracterizaron la relación del Gobierno con sus intelectuales y artistas, preguntándonos cuántos de los problemas señalados a lo largo de estos años se han resuelto o permanecen entorpeciendo la salud del proceso social en curso.

Todos estamos de acuerdo en que el mundo vive un cambio de época dramático, bajo la guía de entes tan despiadados y enajenantes como el mercado neoliberal, a cuyo ciego rumbo se subordinan lo mismo el progreso tecnológico que la inteligencia humana.

¿Hasta qué punto somos conscientes del impacto de esos cambios en una sociedad singular como la cubana, empeñada en conquistar, junto con la mayor cuota de justicia posible, la emancipación definitiva de sus ciudadanos?

¿Cuál sería el papel del arte y de los artistas para seguir siendo revolucionarios en un contexto universal que parece moverse siempre en sentido contrario?

¿Qué hace, qué busca, qué crea, qué deja como legado un artista revolucionario en la veloz era digital y las procelosas, turbias, confusas tendencias que imponen, con sus algoritmos engañosos, las neurotizantes redes que mi amigo Frei Betto se niega a llamar “sociales” por todo cuanto atentan contra cualquier tipo de armonía social?

A esas preocupaciones de carácter más universal habría que sumar las interrogantes internas. Y entre todas, la fundamental: ¿Cómo sostenemos la Cultura y su vasto esquema de instituciones, estructuras, producciones, en las condiciones actuales?

¿Cómo perfeccionamos las vías y métodos para que pueda apreciarse el arte desde las escuelas y las familias?

¿Qué entendemos hoy por unidad, continuidad, sostenibilidad, prosperidad? ¿Qué por libertad, soberanía, antimperialismo, anticolonialismo, emancipación? ¿Cuánto puede aportar la intelectualidad artística y literaria al propósito impostergable de dar contenido y belleza, sustancia y atractivo a todos esos conceptos, libres del lastre panfletario?

¿De qué modos nuevos contamos lo cotidiano: el sacrificio, la resistencia, la creatividad?

¿Cómo enfrentamos la guerra cultural de símbolos y esencias que precede, como los bombardeos de ablandamiento, a las invasiones reales?

Hoy estamos, como hace 60 años, hablando de arte y de cultura, de creadores y artistas, de obras y de públicos, mientras el mundo arde afuera. Qué seguridad, qué confianza, qué coincidencias nos juntan para conmemorar Palabras que algunos, alguna vez y todavía, quisieron malinterpretar como la negación de la libertad que en realidad habría.

En medio de una pandemia cuyas consecuencias multidimensionales, psicológicas y económicas aún no alcanzamos a medir, el Gobierno ha cuidado particularmente a la Cultura, a los artistas e intelectuales, destinando fondos y recursos al sostenimiento de quienes a su vez alimentan la espiritualidad que nos salva de una cuota importante de angustias.

Para que se tenga una idea, y no se asusten, que no los voy a atormentar con números: el Presupuesto del Estado, sin afectar los recursos asignados a la Cultura, ha destinado 620 millones de pesos para el financiamiento a artistas no subvencionados, beneficiando con ello a 10 457 músicos y artistas escénicos y a 3 222 personas que ejercen como personal de apoyo de la producción artística y en la asistencia técnica. Estamos hablando de sostener la economía del (segmento) sistema empresarial de la Cultura, que es el que aporta a la economía nacional en condiciones normales.

No se esperó la demanda de los artistas. Se pensó en todos y en sus necesidades fundamentales en un contexto plagado de incertidumbres y malas noticias económicas globales que mantienen en suspenso los magros ingresos de una nación pobre y bloqueada. No traigo esos números aquí para que conste un apoyo que nos sentimos en el deber de dar y nos entusiasma poder dar. De algún modo estamos rindiendo cuentas. Con el cuerpo herido de dolencias y escaseces, Cuba no olvidó a sus artistas.

Eso no tiene otro nombre que Continuidad. Aquel diálogo de 1961 está vivo, aunque en más de un momento en estos años lo hayamos descuidado, pospuesto, malentendido y puede que hasta maltratado.

Como dirigentes del Partido único de la nación cubana y de un Gobierno que debe enfrentar cotidianamente un cerco económico y financiero brutal, en tiempos inciertos en los que ni los que más recursos poseen se sienten seguros, hemos apostado a la resistencia creativa. Luchamos todos los días contra el inmovilismo, la parálisis y los posibles retrocesos.

Hemos apostado a la innovación, a la ciencia, al talento y a la disposición del pueblo para enfrentar los múltiples desafíos que entraña avanzar rompiendo monte en cueros, como los cimarrones, como los mambises, como los rebeldes.

Leo todos los días algún post o análisis pidiéndonos liberar las fuerzas productivas, ¿en serio creen que nos interesa atarlas, contenerlas, o frenarlas? ¿Cuál es la fórmula mágica por la que creen que podemos, con un decreto presidencial, hacer que todo funcione y broten bienes y productos del cuerno de la abundancia?

Los invito a que mediten. Creo que es hora de actualizar y de refundar, en el espíritu liberador de aquellas Palabras a los intelectuales que Fidel pronunció para entonces y vuelven para provocar nuestros análisis, 60 años después.

Hay muchos testimonios de hechos en nuestra historia cultural que da placer revisitar para aprender del pasado; para que las experiencias negativas no se repitan y tampoco se eternicen en la memoria con efecto paralizador; para que las positivas se sistematicen; para que los miedos infundados no se tornen creíbles; para que los oportunistas y mediocres no tengan jamás poder sobre la creación; para que los mercenarios no desprestigien nuestro abanico cultural; para que la crítica se haga desde lo artístico y lo profesional y no desde las apreciaciones externas, que suelen ser estériles y producir reacciones contrarias; para que la Revolución que se hizo por la justicia y la  libertad no dé pie a confusiones que las nieguen.

En cuanto a los jóvenes verdaderamente motivados por la creación artística, tengo claro que, como todos los jóvenes de todas las épocas, son rebeldes o no son jóvenes, entonces, la responsabilidad de su formación para discernir e identificar la causa justa es nuestra, con respeto y sin condicionamientos, como ha sido la política cultural de la Revolución.

Cuando las personas de formaciones diversas, cuando los artistas se unen y trabajan para la comunidad, están trabajando por el país y por el futuro. Están transformando el ocio estéril, la apatía, la desmotivación en participación, en esperanza, en valores. Están haciendo la Revolución más útil: la que provee de herramientas espirituales al ser humano para que sea cada vez mejor.

A ustedes no tengo que decirles lo que saben, pero nunca sobra reiterar, para que nadie crea que lo subestimamos: el enemigo histórico de la nación cubana cambia de trajes, pero no de propósitos. Sigue siendo el mismo, a pesar de los afeites y maquillajes de la nueva época.

Su apuesta se afinca en el lógico agotamiento que podrían significar, que significan 62 años de resistencia. Y como no ha logrado jamás horadar el muro infranqueable de la sólida cultura e identidad nacional, opta por la vulgaridad y la banalidad que el mercado de la pseudocultura pretende imponer desde esos espacios que dejamos vacíos, confiados en que la masificación de la educación y la cultura iban a resolver espontáneamente un acumulado histórico de desigualdades de siglos que no se curan ni en seis décadas de Revolución.

Somos responsables también de nuestros índices de marginalidad, por eso no puede cejar la querella abierta por Fidel contra la incultura, desde aquellas Palabras... Instrucción no es sinónimo de cultura, ni siquiera lo es de civismo y cortesía; desde las carencias ya habituales hay que seguir apostando a la decencia y a la riqueza que aporta al ser humano la cultura artística, sin cansarnos.

No somos ingenuos. Está demasiado claro que nuestros adversarios tratan, por todas las vías, de provocar un estallido social y han escogido para inducir provocaciones un momento especialmente difícil para el país por los daños acumulados debido al reforzamiento criminal del bloqueo y el desgaste generado por el largo e intenso período de pandemia, asociado a los brotes y rebrotes de la COVID-19.

Y aquí me permito darles otros números, con perdón de los que los detestan. Para empujar un país, parafraseando a Barnet, hay que leer muchos números y hacer arte con ellos, el arte de hacerlos rendir más allá de las posibilidades reales. Entonces, perdónenme los números que no puedo dejar de darles hoy:

Como resultado del bloqueo y la pandemia hemos visto reducidos a niveles mínimos los ingresos en divisas. En el año 2020 se ingresaron 2 413 millones de dólares menos que en 2019, y en el primer semestre de 2021, 481 millones de dólares menos que en el primer semestre de 2020. En lo que va de este año se han importado 655 millones de dólares en alimentos que no alcanzan para satisfacer la demanda. La COVID-19 ha obligado a utilizar para su enfrentamiento más de 300 millones de dólares, que pudieron haberse destinado a la producción e importación de otros medicamentos. Tan solo en 2021 el Presupuesto del Estado ha asumido más de 4 300 millones de pesos para el enfrentamiento a la pandemia, de ellos, 596 millones de pesos en garantías salariales; 574 millones en salarios; 1 181 millones de pesos en medicamentos y 246 millones de pesos en alimentos.

Ustedes y yo sabemos que a los adversarios más frontales de la Revolución Cubana y a sus asalariados que se victimizan mientras atacan todo cuanto intentamos hacer, a ninguno de ellos le importa la salud del pueblo ni la alimentación del pueblo, como no les importa el diálogo con nadie ni entre nadie. Derrocar a la Revolución sigue siendo el gran objetivo. Se han empeñado en deslegitimar nuestra soberanía y devolvernos a los tiempos de vergonzosa subordinación imperial, cuando los embajadores norteamericanos dictaban las agendas del gobierno nacional y hasta nos contaban a su manera la historia de Cuba.

Preservar, bajo el peor de los ataques, la independencia y la soberanía nacional seguirá siendo la primera prioridad para quien se sienta revolucionario y patriota, aunque esas palabras en ciertos círculos se consideren obsoletas.

Obsoleta es la dependencia, obsoleta es la humillación al poderoso. De todas las libertades, la más preciada es la que nos libera a todos los que compartimos un sentimiento, la que nos inflama de orgullo ante el triunfo de un compatriota, la bandera que se iza y el himno que se entona.

No vamos a regalar la Revolución ni sus espacios. Debemos y podemos gestionarlos mejor, aprendiendo más de todo y de todos. Mientras mayor calificación y experticia tengan las personas que lideran los espacios culturales, se apreciarán las obras con mayor rigor y justicia.

Creemos firmemente que la obra de arte tiene no solo el derecho sino la misión de ser provocadora, arriesgada, desafiante, cuestionadora, también enaltecedora y emancipadora. Someterla a la censura subjetiva y cobarde es un acto de lesa cultura. La libertad de expresión en la Revolución sigue teniendo como límite el derecho de la Revolución a existir.

Tengo muchas más preocupaciones y sobre todo ideas y demandas que compartirles, pero no en un discurso conmemorativo, sino en el diálogo vivo, que no ha cesado ni cesará. No solo mantenemos reuniones periódicas con un grupo de ustedes para dar seguimiento al Congreso de la UNEAC.

Semanalmente, en espacios diferentes, compartimos ideas y proyectos con prestigiosos intelectuales y artistas, a los que agradezco valiosos aportes al análisis de algunos de los temas más complejos y desafiantes de la realidad actual, en el empeño de construir consensos y articular acciones.

Nuestra generación es depositaria de un legado y se debe al pueblo que optó por el socialismo como destino definitivo, apenas unos días antes de aquellas históricas jornadas de debate cultural que concluyeron con las Palabras a los intelectuales.

Me honra ratificarles hoy que “Dentro de la Revolución” sigue existiendo espacio para todo y para todos, excepto para quienes pretenden destruir el proyecto colectivo. Así como Martí excluyó de la Cuba con todos y para el bien de todos a los anexionistas y en sus Palabras en 1961 Fidel separó a los incorregiblemente contrarrevolucionarios, en la Cuba de 2021 no hay cabida para los anexionistas de siempre ni para los mercenarios del momento.

Queridas amigas y amigos:

Hoy he hecho muchas preguntas y estoy seguro de que ustedes tienen muchas más que devolverme. Juntos nos toca dar respuestas a todas para seguir sosteniendo en el tiempo las Palabras que nos guían.

Concluyo al estilo de poetas que respeto y aprecio mucho: “(…) No lo van a impedir ni ausentes millonarios ni arribistas, ni aspirantes al hacha del verdugo (…)” ¡El futuro no comienza con un hachazo! Los “convido a creerme cuando digo futuro”.

¡Viva la cultura cubana!

¡Viva Cuba libre!

Y reitero con convicción eterna: ¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(Ovación)

Se han publicado 32 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • juan lemus dijo:

    EXCELENTE, lleno de CUBANÍA, PAZ, HUMILDAD, AMOR, HONESTIDAD, FUTURO, FIDELIDAD, COMPROMISO...

  • Rafael Emilio Cervantes Martínez dijo:

    Hondas, sabias y bellas las palabras de nuestro Primer Secretario del Partido y Presidente de la República compañero Díaz Canel. Un homenaje a las enseñanzas de un método labrado por Fidel hasta la perfección del artista, el diálogo como método para hacer Revolución. Gracias.

  • Julito Torres dijo:

    Magistral intervención!!!

  • Noel Manzanares Blanco dijo:

    La clarividencia del Compañero Díaz-Canel nos convoca a un esfuerzo mayor para concretar sus ideas —revitalización recurrente del sentipensamiento de Fidel— en el actuar revolucionario cotidiano de cada compatriota. Vale la pena que estudiemos/adaptemos esta intervención suya a nuestros respectivos entornos.

  • cubano de a pie dijo:

    Muy buenas las palabras del Presidente CLARIDAD HUMILDA Y COMPROMISO
    con esta obra.

  • Ariel dijo:

    La verdad no entiendo.

    • Jose dijo:

      "lo único que no está en discusión es la Revolución"
      Y en eso estoy totalmente de acuerdo, lo que habría que preguntarse en este momento histórico es; ¿quién o qué es hoy la Revolución y qué es ser Revolucionario?
      concretamente, sin lemas ni dogmas; hablando con la claridad meridiana que necesita y merece nuestro pueblo
      Gracias

      • Leandro dijo:

        Pienso que en los documentos derivados del VIII Congreso del Partido, en particular en el Informe Central y el discurso de clausura junto a las resoluciones, sintetizados todos en el documento “Ideas, conceptos y directrices” y en la Conceptualización y los Lineamientos, ambos actualizados, está con claridad meridiana la esencia de lo que es hoy Revolución y qué es ser revolucionario y que implica el aprendizaje como sustento de la victoria y la innovación constante, cambiando todo lo que deba ser cambiado, sin renunciar a nuestros más firmes principios. Sin apartarnos jamás del concepto Revolución que nos legó el Comandante en jefe, “pero libres de ataduras rígidas y conscientes de los posibles equívocos que entraña hacer camino al andar”, logrando la participación creciente de los ciudadanos en las decisiones fundamentales, estimulando el debate popular, propiciando encuentros periódicos con estudiantes y con jóvenes de diferentes profesiones y oficios y dando nueva vitalidad a la movilización popular, recordando que: “Las calles, los parques y las plazas son y serán de los revolucionarios y jamás negaremos a nuestro heroico pueblo el derecho a defender su Revolución”

      • Jose dijo:

        Lo interesante, estimado Leandro, es que hoy necesitemos un manual para definir “Ideas, conceptos y directrices” y en 1959 cualquier campesino u obrero casi analfabeto entendía perfectamente lo que es ser REVOLUCIONARIO.
        Con todo respeto, para mí, algo no está bien...

  • Marciano Ortiz Matos dijo:

    Contar con un aficionado.

    Puede usted contar con un aficionado presidente. Si por nuestro pueblo nuestra cultura, por nuestra Cuba.
    Mantener vivas las palabras de nuestro inolvidable Comandante en jefe.

    Felicidades para todos los intelectuales que tuvieron el honor de participar en tan importante acontecimiento.

    Escribirle y cantarle a Cuba.

    Bajo las notas de un piano
    Y las notas de una tuba
    Le escribo y le canto a Cuba
    Con sentimiento cubano

    Invito a usar la mano
    El cerebro, el corazón
    Bajo las notas de un son
    Y la palma de verde guano

    No admito que un fulano
    Blasfeme de lo que tengo
    Porque todo este engendro
    Yo lo defiendo mi hermano

    Todo aquel que tenga sano
    El corazón, el sentimiento
    Defienda en todo momento
    La cultura en todo plano

    Se lo pido al escribano
    Al Plástico, al sonero
    Al poeta, al reguetonero
    A bailarines del ramo

    A los salseros cubanos
    A mi pueblo culto y libre
    A todo aquel que lo escribe
    A mi pueblo soberano

    Tengo por nombre Marciano
    Tengo un criterio marcado
    Para el que ha traicionado
    El sentimiento martiano

    Soy Latinoamericano
    Defensor del bienestar
    El que lo intente quitar
    Se hundirá en el pantano

    Retráctate ya paisano
    Canta y baila con mi son
    Discúlpate, pide perdón
    Porque tu lucha es en vano

    No volveremos al lejano
    Tiempo de la opresión
    Cultura es Revolución
    Lo dijo un gran ser humano

    Fidel, aquel cirujano
    Extirpador de maldades
    Si no te cuadra ya sabes
    A mi me importa un guano.

    Marciano Ortiz matos. El Marciano de la tierra, de esta tierra bella, hermosa y libre.

  • yosjan dijo:

    Un pensamiento...
    Uno de los logros más significativos y alabables de la Revolución cubana fue, sin dudas, la campaña de alfabetización que logró enseñar a leer y a escribir a miles de ciudadanos analfabetos. Luego vendría la creación de nuevas escuelas, tanto en las ciudades como en el campo, donde miles de jóvenes aprendían de ciencias sociales, de mecánica, de física, matemática, literatura, etc. A la par se desarrollaban las escuelas de la enseñanza del arte, las escuelas vocacionales de ciencias exactas y universidades de nuevo tipo que aglomeraban a la masa juvenil de la República. La Revolución cubana puede darse el lujo de decir que educó a la juventud de cada época después de 1959, de que los enseñó a pensar, a razonar, a valorar políticamente la situación mundial. De todo eso se siente, creo entender, orgullosa dicha Revolución y sus dirigentes. Pero cuando sale uno de esos, o muchos, jóvenes formados bajo ese sistema de enseñanza, a valorar con su verdad, con su razonamiento propio (adquirido gracias a la alfabetización y la enseñanza en escuelas revolucionarias) y critica lo mal hecho, lo que mal funciona, lo que no funciona, entonces la misma Revolución y sus dirigentes se olvidan de que ellos educaron a esa gente y le echan la culpa de que ese joven piense así a las campañas imperialistas. Como si uno no tuviese mente y raciocinio propios. Como si la Revolución haya sido capaz de educar para que los jóvenes se convirtieran en científicos y produjeran vacunas, poro no haya sido capaz de educar para pensar por uno mismo, que es mucho más fácil.

    • Carlucho dijo:

      Mas claro no canta un gallo.

    • Catalejo dijo:

      Estimado Yosjan no puedo estar más que de acuerdo con tu pensamiento. Recuerdo ahora el concepto de Revolución que dio Fidel y lo primero que definió fue el cambiar TODO lo que debe ser cambiado, dentro de la Revolución. También recuerdo a Raúl en un discurso alentando a la discusión plena y al derecho a discrepar de una idea y plantearlo con respeto y dentro de los preceptos revolucionarios y para el bien de esta. También he escuchado en varias intervenciones a nuestro actual presidente alentando al desarrollo y al debate revolucionario. Estoy plenamente de acuerdo con que todo lo que se haga y diga sea para bien de la Revolución, incluyendo la crítica, que también se hace para mejorar. Debemos desterrar el miedo al cambio. No podemos pretender un avance y desarrollo con dogmas viejos. Hay que actualizarlo todo. Dentro de la Revolución TODO, pero una Revolución del siglo XXI. que es ser Revolución y ser revolucionario en estos días? Yo, en lo personal, creo que debemos revisar muchos mecanismos y procedimientos que no son efectivos para estos tiempos y más en el tema de la CULTURA que lo es Todo y de las instituciones culturales que es una parte. Confío en los dirigentes y en la Revolución, pero vivo en este pueblo y sufro como parte de él que soy cuando se dice una cosa y se hace otra. Cabría preguntarse si eso no es también contrarrevolución? Creo que hay mucho que cambiar y actualizar para que esta Revolución sea de estos tiempos y nis toca a los CUBANOS de hoy esa tarea junto a nuestros dirigentes. Pero sabiendo que en la polémica u ennla diferencia de pensamiento también está el desarrollo, siempre que se haga con respecto y para bien de esa MADRE que es la REVOLUCIÓN

      • Ale dijo:

        Tenemos unos conceptos claros, pero hacemos todo lo contrario. Cambiar todo lo que debe ser cambiado, debe hacerse de inmediato. Lo repetimos en todos lados, pero no lo aplicamos jamás. Seguimos haciendo las mismas cosas y esperamos resultados diferentes.

    • Leandro dijo:

      Creo entenderlo y comparto sus preocupaciones, que a mi juicio son las de otros jóvenes, por lo que me tomo el atrevimiento de sugerirle que:
      1. Lea, entre muchos otros, los documentos derivados del VIII Congreso del Partido, en particular el Informe Central y su clausura, a lo que añadiría este discurso de Díaz-Canel que a mi juicio no es solo para los intelectuales.
      2. No identifique Revolución con el actuar de algunos dirigentes por muy altos cargos que ocupen e incluso de alguna institución por prestigiosa que sea. Si bien algunos dirigentes es cierto que cuestionan de manera errónea determinadas posiciones y conductas de los jóvenes, la Revolución siempre ha considerado a los jóvenes como una de sus fuerzas motrices fundamentales y estimula el pensamiento creativo de los jóvenes. « ¿Y qué juventud queremos?- decía Fidel en fecha tan temprana como la de noviembre de 1961- ¿Queremos, acaso, una juventud que simplemente se concrete a oír y a repetir? ¡No! Queremos una juventud que piense (...) una juventud que aprende por sí misma a ser revolucionaria, una juventud que se convenza a sí misma, una juventud que desarrolle plenamente su pensamiento». No es la Revolución la que rechaza la crítica a lo mal hecho, a lo que mal funciona; por el contrario, la Revolución la estimula, aunque sí haya dirigentes que no acepten esa crítica y que pretendan rechazarla en nombre de la Revolución. Si Silvio Rodríguez cuando fue expulsado del ICRT, hubiese considerado que era expulsado por la Revolución, difícilmente hubiese escrito “El Necio” entre muchas otras de sus maravillosas y comprometidas canciones, ni mantenido la postura de revolucionario crítico que lo ha caracterizado.
      3. Tenga presente que defender ideas, en ocasiones entraña riesgos, (Revolución “es desafiar poderosas fuerzas dominantes” ha dicho Fidel en su memorable concepto) sobre todo si son ideas novedosas que tienden a ser rechazadas por quienes durante muchos años han cultivado otras y al propio tiempo, no se considere siempre dueño de la verdad absoluta.. Ya en su época Félix Varela advertía que “…aun los mejores patriotas suelen incurrir en un defecto que causa muchos males, y es figurarse que nada está bien dirigido cuando no está conforme a su opinión.” Y agregaba: “El deseo de encontrar lo mejor nos hace a veces perder todo lo bueno.”
      4. No se considere invulnerable ante las campañas de propaganda imperialistas, todos estamos a ellas expuestos y son diseñadas por verdaderos laboratorios que persiguen adueñarse de nuestras mentes y en ocasiones lo logran, al menos en parte o nos crean dudas como componente esencial de la subversión político-ideológica. He conocido quienes defienden que tienen ideas propias, cuando la realidad es que están penetrados por las ideas de “tanques pensantes” al servicio del imperialismo.

      Son solo algunas sugerencias extraídas, sobre todo, de mis experiencias personales, que le trasmito con todo respeto, sin que me sienta dueño de la verdad, ni pretenda convencerlo con ellas.

      • Catalejo dijo:

        Leandro, me sumo a tu criterio también.

  • alina dijo:

    BELLAS Y SABIAS PALABRAS,MUY BONITA SU INTERVENCION,. GRACIAS PRESIDENTE

  • Carmen Braulia dijo:

    La intervención del presidente, Díaz Canel, en relación con el aniversario 60 de Palabras…es memorable. No solo demuestra la vigencia de aquel trascendental encuentro de Fidel con los creadores cubanos, sino que sus argumentos expresan de manera profunda , sin adornos el camino recorrido por la cultura cubana y la continuidad del legado, al tiempo que nos invita a la reflexión acerca de un conjunto de interrogantes sobre el cambio de época que vive hoy la humanidad y el impacto que desde la cultura tiene en nuestro contexto, en especial con la difícil realidad que hoy atraviesa el país y el oportunismo de los que adversan el proyecto revolucionario. Todos lo que estemos vinculados con la educación y la cultura cubanas no podemos permanecer indiferentes ante esas esclarecedoras palabras que se erigen en alerta y en aliento para seguir adelante como cubanos, como patriotas, por la defensa de nuestra identidad, por la defensa de Cuba y su Revolución.

  • Juan Carlos Varela dijo:

    “Dentro de La Revolución TODO
    Fuera de la Revolución NADA”

    • Leandro dijo:

      “Dentro de la Revolución, todo; CONTRA la Revolución, nada" "La Revolución solo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios, que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios."

  • Esther dijo:

    Excelente y hermoso discurso.. Es honesto y dice todo lo que es preciso decir y, sobre todo, precisar.
    Felicidades al Presidente y a todos los condecorados que lo merecen por la honestidad y el valor de su obra y de su comportamiento.

  • David dijo:

    Excelente. Insufla optimismo.

  • Juan Leal Rodriguez dijo:

    Coicido plenamente con nuestro querido Primer Secretario del PCC y Presidente de la Republica de Cuba Miguel Diaz Canel Bermudez, ni a los imperialistas, ni a los los anexionistas de siempre, ni a los mercenarios del Imperio le interesa el bienestar del pueblo cubano. El pueblo humilde de Cuba esta bien claro que el objetivo de los imperialistas y de sus mercenarios anexionistas, es provocar carencias, penalidades y sufrimientos al pueblo, para dividirlo, reblandecer su moral y su combatividad y destruir la Revolución socialista. Pero los cubanos sabremos defendernos en la batalla de ideas, en el desarrollo economico, frente a la Pandemia de la Covid-19 y frente al bloqueo. Rendirnos jamás. Y estamos preparados para enfrentar y derrotar la invasión que piden los mercenarios y los anexionistas. Somos soldados de Fidel y Fidel vive en el pueblo. Contamos con su pensamiento, contamos con su valor, contamos con su patriotismo y contamos con su ejemplo. PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS.

  • misael sanchez dijo:

    Un pensamiento:
    Considero que uno de los logros más loables de la revolución cubana sin lugar a dudas fue la alfabetización, que elimino el analfabetismo en que los gobiernos títeres de entonces mantuvieron a una gran parte de la sociedad cubana, posteriormente se declararía la educación y la salud gratuita para todos, vendrían más adelante la creación de nuevas escuelas a todo lo largo de nuestro país, a la vez la creación de las escuelas de arte y el instituto superior de arte, dando lugar a un desarrollo de la mente en la sociedad cubana, se desarrollaron la ciencia y la técnica, la agronomía, la matemática la historia, el arte en todas sus manifestaciones, todas estas escuelas educaban y educan al estudiante a desarrollarse en una profesión, la cual te da un nivel de pensamiento infinito, te enseña a pensar al desarrollar todo lo aprendido la revolución te enseña a pensar, en ninguna escuela te indican hacia donde debes encaminar tu pensamientos, el pensamiento tu mente es libre, y libre entonces de pensar, la revolución en ninguna época ha frenado el pensamiento de nadie, como nunca la revolución ha dejado de sostener encuentros no solo como aquel en 1961, el llamado encuentro con los intelectuales, después de ese encuentro vinieron muchísimos encuentros más, la revolución nunca a dejado de conversar en ninguna esfera de la sociedad, con los jóvenes, con las mujeres, con los obreros, con los mineros, con los eléctricos, con la salud, con los intelectuales, para la revolución ha sido una constantes sus encuentros con la sociedad cubana en general, y como dijo Fidel todos los encuentros están hechos para aprender, porque la revolución es un eterno aprendizaje.
    Pero como se conoce desde el mismo triunfo de la revolución, la revolución ha tenido que defenderse de los ataques externos como internos, y como dijo Fidel y ratifico nuestro Presidente Díaz Canel, cito “Dentro de la Revolución” sigue existiendo espacio para todo y para todos, excepto para quienes pretenden destruir el proyecto colectivo. Así como Martí excluyó de la Cuba con todos y para el bien de todos a los anexionistas y en sus Palabras en 1961 Fidel separó a los incorregiblemente contrarrevolucionarios, en la Cuba de 2021 no hay cabida para los anexionistas de siempre ni para los mercenarios del momento” fin de la cita. O sea aquel que pagado por el imperio se presta para atentar contra la revolución, él no está pensando con sus ideas ellos están siendo manipulados, sus ideas no son suyas son de un enemigo que lleva 62 años tratando de derrocar la revolución cubana como dijo das Canel ayer 28, cito A ustedes no tengo que decirles lo que saben, pero nunca sobra reiterar, para que nadie crea que lo subestimamos: el enemigo histórico de la nación cubana cambia de trajes, pero no de propósitos. Sigue siendo el mismo, a pesar de los afeites y maquillajes de la nueva época, Su apuesta se afinca en el lógico agotamiento que podrían significar, que significan 62 años de resistencia. Y como no ha logrado jamás horadar el muro infranqueable de la sólida cultura e identidad nacional, opta por la vulgaridad y la banalidad que el mercado de la pseudocultura pretende imponer desde esos espacios que dejamos vacíos, confiados en que la masificación de la educación y la cultura iban a resolver espontáneamente un acumulado histórico de desigualdades de siglos que no se curan ni en seis décadas de Revolución.
    Somos responsables también de nuestros índices de marginalidad, por eso no puede cejar la querella abierta por Fidel contra la incultura, desde aquellas Palabras... Instrucción no es sinónimo de cultura, ni siquiera lo es de civismo y cortesía; desde las carencias ya habituales hay que seguir apostando a la decencia y a la riqueza que aporta al ser humano la cultura artística, sin cansarnos.
    No somos ingenuos. Está demasiado claro que nuestros adversarios tratan, por todas las vías, de provocar un estallido social y han escogido para inducir provocaciones un momento especialmente difícil para el país por los daños acumulados debido al reforzamiento criminal del bloqueo y el desgaste generado por el largo e intenso período de pandemia, asociado a los brotes y rebrotes de la COVID-19 fin de la cita.
    Como conocemos las ultimas provocaciones o escándalos públicos del llamado grupo de San Isidro y del movimiento 27 N, no son actos espontáneos, son actos dirigidos y pensados desde el imperio algunos pagados, otros como December, Gente de Zona y algún otro, nunca expresaron sus ideas en los muchos encuentros sostenido artistas, periodistas etc. con el estado cubano, pero abandonan su país y lo primero que hacen es atentar con mentiras contra la revolución, algunos fueron al capitolio, al congreso Español pidiendo se ataque a la revolución cubana y a su pueblo, ahí hay expresiones manipulas y dirigidas, que vamos a conversar si lo que se hace es atacar a la revolución que te enseño a pensar, entonces que nos queda a los revolucionaros defender la revolución del que la ataca del que la vende, estamos dispuestos a conversar pero siempre dentro de la revolución y termino con palabras de nuestro Presidente, cito “Dentro de la Revolución”. Esa formulación, que suelen sacar de contexto y presentar como expresión excluyente a los que leen malintencionadamente las Palabras…, es central e insustituible. “Dentro de la Revolución todo” significa que lo único que no está en discusión es la Revolución. No es ella un hecho en disputa. Es el hecho mismo, la razón de ser de aquel encuentro..

  • Andrés Cárdenas O´Farrill (comento desde hace años como "Andrés" a secas, pero trato de diferenciar mi opinión, por respeto a mis muchos tocayos) dijo:

    Fragmentos de la comparecencia de Fidel Castro en la Comisión 6-B del Congreso Nacional de Educación y Cultura, 1971. Hay que leérsela entera.

    […] no hay duda de que las películas es uno de los vehículos que más influyen. Es más, puede decirse que es uno de los vehículos que más pueden trasmitir el virus de todas aquellas cosas que nos preocupan en el mundo de la ideología capitalista. Porque en el cine, incluso en las películas críticas, las propias películas críticas europeas, son portadoras a la vez de la manera de vida, del estilo, de las modas, de las costumbres de mucha gente. Además siempre están señalando las peores partes y ejercen por un cierto mimetismo una influencia tremenda en la gente y sobre todo en la juventud, porque muchas veces hasta se les pega lo peor de la película […].

    Pero sin embargo, nosotros debemos comprender perfectamente bien cuáles son las condiciones, cuáles son los medios, mediante los cuales nosotros debemos y podemos contrarrestar estas influencias negativas. Porque partimos de un hecho real: estamos viviendo en el siglo XX, y aproximándonos al siglo XXI, con un desarrollo tecnológico fabuloso de los medios de comunicaciones de masa, que son el radio, la televisión, algunos de ellos pasan todas las fronteras. No se sabe dentro de 10 o de 15 años cómo será y esas son realidades del mundo de hoy. Otra realidad del mundo de hoy es el propio cine[…]

    Se podría cuestionar el cine y decir: bueno señores, ¿es conveniente que Cuba tenga o no tenga cine? Dadas las circunstancias determinadas se hace del cine un problema. En realidad nosotros no podemos plantear que no haya cine, es decir, que tenemos que plantearnos el problema partiendo de la realidad de que el cine existe y es una necesidad. Es decir, no es suprimible el cine, no es suprimible, tenemos que partir de esa primera premisa. Ahora, no siendo suprimible el cine, las fuentes que nos abastecen de películas, son fuentes muy complicadas […]. El cine socialista solo no nos puede abastecer a nosotros de buenas películas, no nos puede abastecer. Hay algo más. Hay películas socialistas que no son buenas y hay que decirlo […]. Entonces, hasta el propio mercado abastecedor de cine socialista es limitado. Después queda el cine capitalista con todos sus inconvenientes e incluso muchas de esas películas que son portadoras, como decíamos, de los gérmenes, manifestaciones de las contradicciones de los vicios de esa sociedad. Y después tenemos el cine americano.

    Quiero decir, que de las mejores películas políticas que he visto en los últimos tiempos se encuentran esas películas pirateadas al cine americano[…]

    Qué sería de nosotros si no tuviéramos un pueblo bien formado? Si a esos jóvenes, si a esos trabajadores, no los tuviéramos con una conciencia alerta, bien preparados, y que esas precisamente son las manifestaciones de las contradicciones y de las asquerosidades de esa sociedad. Pues entonces nosotros queriendo mantener al pueblo en una asepsia pura nos pasaría como a esos muchachitos que los tuvieran en una especia de torre de marfil donde jamás vieran una bacteria, carecerían de anti-cuerpos de todo tipo y el día que los sacaran al aire libre se mueren a las 24 horas. A nosotros desde el punto de vista cultural, desde el punto de vista moral, nos pasaría exactamente lo mismo, tendríamos un pueblo en asepsia pura. Esto no quiere decir ni mucho menos que traigamos el vicio para crear el anti-vicio. No. Pero hay algunas actividades del mundo moderno donde el vicio está en el aire igual que esos gérmenes patógenos que están en el aire, que están en el ambiente. Y el cine es una de esas manifestaciones que nos traen los gérmenes patógenos que están en el aire, que están en el ambiente. Y el cine es una de esas manifestaciones que nos traen los gérmenes patógenos que están en el ambiente, y de los cuales realmente por la época en que vivimos no podemos sustraernos [...]

  • Andrés Cárdenas O´Farrill (comento desde hace años como "Andrés" a secas, pero trato de diferenciar mi opinión, por respeto a mis muchos tocayos) dijo:

    Efectivamente, el texto conocido como "Palabras a los intelectuales" es uno meridiano a la hora de entender los derroteros de la política cultural revolucionaria. Y ciertamente hay que leérselo entero. Fidel Castro habla con notable espíritu dialéctico, honestidad, respeto y modestia. Parte de la base de que "[c]ualesquiera que hubiesen sido nuestras obras, por meritorias que puedan parecer, debemos empezar por situarnos en esa posición honrada de no presumir que sabemos más que los demás, de no presumir que hemos alcanzado todo lo que se puede aprender, de no presumir que nuestros puntos de vista son infalibles y que todos los que no piensen exactamente igual están equivocados". Esto, en mi criterio, dice mucho de la concepción democrática que animaba estos encuentros y el reconocimiento de la continua evolución de las ideas, en este caso en el ámbito estético, y la necesidad de tener derecho a exponerlas libremente y contrastarlas a través del debate participativo de calidad, cuya propia génesis debe estar en la democratización de la cultura y en el desarrollo del ojo crítico del pueblo, a través de la educación.

    Por otra parte, más allá de su merecida y necesaria trascendencia, creo que no podemos dejar de contextualizar un discurso enunciado en medio de una situación sumamente hostil. Y en este particular opino que las nociones de revolucionario y artista expuestas responden al momento concreto en que fueron expuestas y la posterior interpretación estática de estas ideas ha contribuido a crear la tradición del "funcionario" cultural, que tanto nos ha perjudicado y que deberíamos haber superado, pues el momento histórico no es el mismo. Por ejemplo, Fidel Castro comprende claramente, y es parte medular de su discurso, la necesidad de respetar a la persona honesta que, sin ser revolucionaria, respeta a la revolución y quisiera expresar sus ideas. El termino "revolucionario" se define como "una actitud ante la vida [...] una actitud hacia la realidad existente. Y hay hombres que se resignan a esa realidad, hay hombres que se adaptan a esa realidad; y hay hombres que no se pueden resignar ni adaptar a esa realidad y tratan de cambiarla: por eso son revolucionarios". Yo con esto coincido 100%

    Sin embargo, en esta concepción el revolucionario pone a la revolución por encima de su propio espíritu creador, y esto es algo que se ajusta más al momento concreto de aquellas palabras: "Y el artista más revolucionario sería aquel que estuviera dispuesto a sacrificar hasta su propia vocación artística por la Revolución". Todo esto ha sido interpretado a ratos de forma muy nociva. En primer lugar, naturalmente, por los enemigos de la revolución, pero también dentro de la revolución. La idea de un artista sacrificando su vocación por la revolución fue, y a veces sigue siendo, distorsionada y usada en muchas injusticias. La idea de que en una sociedad creadora hay por necesidad muchos frentes diversos debe tomarse en cuenta. Lo cierto es que si un artista revolucionario sacrifica su vocación por la revolución, puede que no esté haciendo su mayor contribución a la revolución. Imaginemos a Silvio Rodríguez no haciendo canciones. Imaginemos que Shostakovich hubiese elegido no escribir “Leningrado”.

    Por otro lado, ¿que pasa si denunciar a los oportunistas que hablan en nombre de la revolución es lo que es verdaderamente revolucionario? ¿Si a un funcionario "revolucionario" le da por limitar contenidos en nombre de la revolución, no sería legítimamente revolucionario denunciar esto desde el debate?

    Visto desde el contexto actual, y pensando en el hecho de que revolución también es cambiar todo lo que tenga que ser cambiado, ¿quién puede evaluar, más allá del consenso obvio en torno a los aciertos de la revolución y sin entrar en maniqueísmos morales, lo que es verdaderamente revolucionario? ¿Quién puede asegurar que tiene la llave?

  • Faustino Fonseca perea dijo:

    Genial, alentadoras palabras, sabiduría, humildad y firmeza. Ese es el camino ... "con todos y para el bien de todos". Un abrazo a mi presidente.

  • Marty dijo:

    Es así. Y cómo sabemos lo que piensan las personas? Una gran parte está en las redes sociales pero en entretenimiento y amistades y aqui mismo está la otra trabajando y con poco tiempo para la politica. Por qué No se utiliza el método de encuestas por edades en las redes para buscar estados de opinión y/o x los teléfonos fijos . Hay que buscar consensos oyendo a las bases no interpretando o suponiendo. Fidel iba al pueblo y le hablaba al pueblo. Ese es el mejor método.

  • Alex dijo:

    Creo en la Revolución. Pero si no mueven unos cuantos cuadros la gente no va a aguantar tanto descaro. Aqui en Jagüey Grande llevamos siete horas de apagon (se dijo q serian cuatro), la leche de los niños no ha llegado y son las 10 de la noche (nada explican del tema), la conexión a internet se cae constantemente (tampoco se explica porqué). Acaso el bloqueo es culpable de todo?

  • Lilia dijo:

    Concuerdo totalmente presidente con que hay que hacer una cultura más inteligente llamando a los buenos hábitos y buenas costumbres.
    Considero que falta amor propio en la cultura, falta amor de familia, amor a nuestros niños y que debemos reflejar la cultura cubana en todos los.sectores en forma de pintura , escultura o anuncio propio de cada entidad reflejando más alegría mas sonrisas de satisfacción.
    Que cada servicios publicitario que se expone en las televisiones involucre el bienestar familiar y el amor a la.familia a nuestros niños y ancianos que forman parte de nuestra sociedad.
    Nos falta mucho incentivo de alegría, nos falta dar una imagen pareja al turismo, de una vida placentera para el cubano.
    Pero es el cubano mismo quien tiene que sentirla y vivirla para después exteriorizarla.
    Empecemos con involucrar en amor el.respeto la.decencia y la alegría en nuestras instituciones hacia afuera y desde adentro.
    Pero es una impronta que lleva lluvia de ideas que no deben ser aplastadas para que se vea el color de Cuba como patriotas.
    Porque amar a la Patria es otra cosa.

  • Ada dijo:

    Medular discurso que debe analizarse a profundidad por los trabjadores del sector de la cultura,escritores, artistas, profesores entre otros.Estoy de acuerdo con lo planteado por Catalejo, lo que más me preocupa, es que todos estamos de acuerdo con las directivas y política trazada, pero en la práctica, en el cada día "sufro como parte del pueblo que se dice una cosa y se hace otra."Quien debe hacer cumplir no lo hace, y se admiten pretextos y justificaciones, asi no se puede avanzar por el camino trazado.

  • Haloja dijo:

    SABIAS PALABRAS

Se han publicado 32 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Miguel Díaz-Canel Bermúdez

Miguel Díaz-Canel Bermúdez

Presidente de la República de Cuba desde el 10 de octubre de 2019. Fue Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros (2018-2019), Primer Vicepresidente de Cuba (2013-2018) y Ministro de Educación Superior (2009-2012). Fue Primer Secretario del Partido Comunista en Villa Clara (1994-2003) y Holguín (2003-2009). En twitter: @DiazCanelB

Vea también