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¿Volver a la normalidad?

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Un profesional sanitario saluda a su hija a través del vidrio para no exponerla al Covid-19 en Nueva York, Estados Unidos, el 11 de abril de 2020. Foto: Joy Malone / Reuters

Los gobiernos que apostaron a la “magia de los mercados” para atender los problemas de salud de su población exhiben índices de mortalidad por millón de habitantes inmensamente superiores a los de los Estados socialistas que conciben a la salud como un inalienable derecho humano.

La cruel pandemia que azota a la humanidad ha despertado reacciones de todo tipo. Unos pocos la ven como la cruel pero fecunda epifanía de un mundo mejor y más venturoso que brotará como remate inexorable de la generalizada destrucción desatada por el coronavirus. Si Edouard Bernstein creía que el solo despliegue de las contradicciones económicas ineluctablemente remataría en el capitalismo, sus actuales (e inconscientes) herederos apuestan a que el virus obrará el milagro de abolir el sistema social vigente y reemplazarlo por otro mejor.

El trasfondo religioso o mesiánico de esta creencia salta a la vista y nos exime de mayores análisis. Otros la perciben como una catástrofe que clausura un período histórico y coloca a la humanidad ante un inexorable dilema cuyo resultado es incierto. Quienes abrevan en este argumento están lejos de ser un conjunto homogéneo pues difieren en dos temas centrales: la causalidad, o la génesis de la pandemia, y el mundo que se perfila a su salida.

En relación a lo primero hay quienes adjudican la responsabilidad de su aparición a una entelequia: “el hombre”, como los ecologistas ingenuos que dicen que aquél -entendido en un sentido genérico, como ser humano- es quien con su actividad destruye la naturaleza y entonces el COVID-19 habría también sido causado por “el hombre.”

Pero la verdad es que no es éste sino un sistema, el capitalismo, quien destruye naturaleza y sociedades como lo demuestra el pensamiento marxista e, inclusive, aquellos que sin adherir a él son analistas rigurosos de la realidad, como Karl Polanyi. Sistema que con sus políticas privatizadoras y de “austeridad” (para los pobres, más no para los ricos) hizo posible la gran expansión de la pandemia. Pruebas al canto: el COVID-19  desnudó la responsabilidad de las clases dominantes del capitalismo y sus gobiernos, comenzando por el de Estados Unidos y sus “vasallos” en  el resto del mundo.

Cuando se compara el número de muertes ocurridas en los países con gobiernos capitalistas con los que se registran en Estados socialistas, como China, Vietnam, Cuba, Venezuela, los resultados son espeluznantes. En China los muertos por millón de habitantes son 3; en Vietnam hasta el 18 de mayo no había muerto nadie a causa del virus, y eso que tiene una población de 96 millones de personas; Cuba, con poco más de 11 millones tiene una tasa de muertos por millón igual a 7 y en la República Bolivariana de Venezuela esta ratio es de 0,4. En Argentina, con un gobierno acosado por el sicariato mediático y la gran burguesía el número es 9, pero se triplica cuando se observa al “oasis neoliberal” de Sebastián Piñera, con una ratio de 27 muertos por millón de habitantes.

México, cuyo gobierno al principio cometió el error de subestimar al coronavirus está con 44 decesos por millón, por encima del promedio mundial que es 41,8.  Pero luego viene el escándalo: Ecuador, donde manda el más rastrero lamebotas de Donald Trump, se lleva todas las fúnebres palmas de Nuestra América con  161 muertos por millón de habitantes, 54 veces más que China y 23 más que en Cuba.

Suiza, la elegante guarida fiscal europea, registra una obscena ratio de 219 muertos por millón y Estados Unidos 283 por millón, o sea, 95 veces más que China y unas 40 veces mayor que la agredida y bloqueada Cuba. No les va  mejor a la rica Bélgica, campeona mundial con un escandaloso récord de 790 muertos por millón de habitantes y a quienes le siguen en el podio: España con 594, Italia con 532 y el Reino Unido con 521.

Conclusión: los gobiernos que apostaron a la “magia de los mercados” para atender los problemas de salud de su población exhiben índices de mortalidad por millón de habitantes inmensamente superiores a los de los Estados socialistas que conciben a la salud como un inalienable derecho humano. Esto se comprueba aún en países como Cuba y Venezuela pese a padecer múltiples sanciones económicas y los rigores del criminal bloqueo impuesto por Washington.

En las antípodas se encuentra Brasil que con sus 18 130 muertos ocupa el sexto lugar en la luctuosa estadística de víctimas del coronavirus y con sus 85 muertos por millón de habitantes registra una incidencia 12 veces mayor que Cuba y 28 mayor que China. A su vez Chile, paradigma neoliberal por excelencia, tiene una tasa 9 veces mayor que la de China y casi cuatro veces superior a la de la acosada isla caribeña.

Párrafo aparte merece el Uruguay, que gracias a los quince años de activismo estatal de los gobiernos frenteamplistas, en los cuales la inversión en salud pública fue prioritaria, registra una tasa de 6 muertos por millón de habitantes. Es de esperar que su actual presidente,  Luis Lacalle Pou, confeso admirador de Jair Bolsonaro y Sebastián Piñera, tome nota de esta lección y se abstenga de aplicar sus letales fantasías neoliberales al sistema de salud público del Uruguay.

Esta disímil respuesta ofrecida por los Estados capitalistas y socialistas (más allá de algunas necesarias precisiones sobre esta caracterización, que deberían ser objeto de otro trabajo) es suficiente para fundamentar la necesidad de que el nuevo mundo que se asomará una vez concluida la pesadilla del Covid-19 se caracterice por la presencia de rasgos definitivamente no-capitalistas.

Es decir, un ordenamiento socioeconómico y político que revierta el desvarío dominante durante cuatro décadas cuando al impulso de la traicionera melodía neoliberal casi todos los gobiernos del mundo se apresuraron a seguir las directivas emanadas de la Casa Blanca y privatizar y mercantilizar todo lo que fuera privatizable o mercantilizable, aún a costa de violar derechos humanos, la dignidad de las personas y los derechos de la Madre Tierra. Un mundo que, siguiendo algunos razonamientos de Salvador Allende, podría ser caracterizado como “protosocialista”; es decir, como una  imprescindible fase previa para viabilizar la transición hacia el socialismo.

Este período es requerido para robustecer al estado democrático; introducir rígidas limitaciones al “killing instinct” de los mercados y su descontrolada actividad, especialmente de su fracción financiera; la nacionalización y/o estatización de las riquezas básicas de nuestros países; la estatización del comercio exterior y los servicios públicos; la desmercantilización de la salud y los medicamentos; y una agresiva política de redistribución de la riqueza que supone una profunda reforma tributaria y una muy activa política social de eliminación del flagelo de la pobreza.

Habida cuenta del tendal de víctimas que ha dejado el COVID-19 (que está lejos de haber llegado a su pico) sería una monumental insensatez intentar “volver a la normalidad”. Sólo espíritus pervertidos por un insaciable afán de lucro pueden pretender reincidir en sus crímenes y volver a sacrificar a millones de personas y a la propia naturaleza en el altar de la ganancia,  considerando a tales crímenes como una “normalidad” que no puede ni debe ser puesta en cuestión.

¿Cómo pensar que un holocausto social y ecológico como el que produjo el capitalismo, potenciado hiperbólicamente por la pandemia,  pueda ahora ser concebido como algo “normal”, como una situación beneficiosa a la cual deberíamos retornar sin mayor demora? Una “normalidad” como esa debe ser definitivamente desterrada como opción civilizatoria. Solo podría ser impuesta por una recomposición neofascista del capitalismo, poco probable ante el desprestigio y la deslegitimación que éste ha sufrido en tiempos recientes y la acumulación de fuerzas sociales alineadas en contra de los verdugos del pasado.

Claro que la historia no está cerrada pero estoy seguro, volviendo a las palabras de Salvador Allende, que luego de la pandemia “se abrirán las grandes alamedas para que pasen hombres y mujeres para construir una sociedad mejor.”

Se han publicado 14 comentarios



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  • Juan Andrés dijo:

    Muy de acuerdo con usted, comparto que luego de la pandemia “se abrirán las grandes alamedas para que pasen hombres y mujeres para construir una sociedad mejor.” El Socialismo, con las particularidades de cada país, como dijo Mariategui, "ni copia, ni calco, sino creación heroica", nos falta el liderazgo que impulse los procesos, pueden ser individuos o colectivos que generen la sinergia de esos necesarios cambios. Por lo pronto desde Cuba apostamos por ellos. #VivaElSocialismo. #SomosCuba.

  • cas dijo:

    Excelente articulo del cro Atilio; va a la ESENCIA del problema; a su RAIZ; un regimen capitalista que le ha dado al planeta tierra mucha miseria y desigualdad y ya es hora de que las fuerzas progresistas se unan y le den paso a un sistema social y economico mas justo para todos,saludos cas.

  • anabel dijo:

    buen artículo donde todos podemos conocer y comparar los resultados en las políticas aplicadas para combatir la pandemia de los diferentes países y sistemas ya sean capitalistas como socialistas. .

  • isa 2020 dijo:

    Escudo falso
    Hay que reconocer que fuimos más precavidos que muchos países que se confiaron en su poder, sus riquezas y su "dominio" creyendo que a ellos no los iba a tocar sino solo a los pobres. La riqueza no es un escudo, es solo un deleite que pasa en la vida como las nubes en el cielo.
    No se te ocurra pensar: “esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos”. Recuerda al Señor tu Dios, porque Él es quien te da el poder para producir esa riqueza. Deuteronomio 8:17-18a.

  • EL SENSEI dijo:

    Sentimientos encontrados de tristeza e indignación por un lado y sano orgullo por otro. Tristeza e indignación al ver al imperio del capital como sacrifica hermosas e irrepetibles vidas humanas por la acumulación desmedida de riquezas. Sano orgullo de vivir en una sociedad como la nuestra que pone por encima de todo al ser humano y cuya política triunfa por encima de la más terrible pandemia vivida por la humanidad en este siglo. Y como nos duelen esos muertos, los de aquí y los de allá, y todos los días nos levantamos con la esperanza de escuchar al doctor decir: " hoy tenemos una buena noticia, no hubo fallecidos " Imagino a los usureros del capital corriendo para contabilizar las pérdidas económicas, preocupados más por los votos que por los votantes, asco de sistema.
    Saquemos lo mejor de esta pandemia, en el plano personal, familiar, pero sobre todo como nación, viendo como una pequeña isla, su pueblo, su gobierno, su revolución, valga la redundancia, tomaron el testigo y se erigieron como líderes en esta lucha. En el plano mundial ojalá que los seres humanos, seamos eso, más humanos, y más inteligentes y valientes para tomar las mejores decisiones y mandemos de una vez y para siempre a los Trump, los Bolsonaros, los Piñeras, los Lenín Moreno, al lugar de donde no debieron salir nunca, al estercolero de la historia. Por favor, cuando acabaremos de entender, que vale más la vida de un solo ser humano que todas las posesiones del hombre más rico de la tierra. Muchas gracias.

  • Yoe dijo:

    En pocas palabras este articulo quiere decir que si se abren fronteras y se quitan las medidas de aislamiento como muchos estan pidiendo podríamos tener una situación similar a esos países.

  • tony22 dijo:

    Mientras los emigrantes no cambien el rumbo todo seguira igual. Ellos son la brujula que sin decir una palabra le gritan al mundo el destino donde elllos "piensan" encontrar prosperidad en unos casos y en otros al menos indican el origen del cual huyen y donde no quisieran vivir el resto de sus vidas.

  • AlejandroJCG dijo:

    Con tantas vidas perdidas la historia no perdonaria a la humanidad "volver a la normalidad". Sin dudas, su instinto de supervivencia aparcera como espiritud revolucionario transformador de la sociedad mundial.

  • Carlos Sánchez dijo:

    Saludo el acertado análisis; me desgarra en lo más profundo de mi ser la cruel realidad que vive mi patria el Ecuador y cualquier calificativo es generoso frente a dura realidad que enfrentamos sigan adelante guiando e pensamiento de América y el mundo!

  • jose dijo:

    Será dificil pero el regreso es inminente. Con el trabajo y sacrifício del PUEBLO

  • Ovidio D´Angelo Hernández dijo:

    De acuerdo con los razonamientos de Atilio Borón. Se necesita un cambio civilizatorio, sociedades “proto-socialistas”. Papel del Estado en generación de políticas públicas efectivas y de bienestar social, economías autosustentables y sincronía con una fuerte autoorganización microsocial empoderada (ver ejemplo de acciones de Cuba con la pandemia, donde los dos aspectos macro y micro se unen y presentan aún mayores potencialidades al desarrollo).

  • jimaguayu dijo:

    Solo hace falta cumplir con mucho mas rigor la disciplina,que asta hora hemos tenido y aumentar las indicaciones del personal sanitario,todo saldra bien,arriba mi pueblo.

  • yoko dijo:

    Con las medidas tomadas en nuestro pais se ha logrado la conteccion de la pandemia ,no hay vacunas para este virus que es nuevo y letal pero con estas medidas se ha logrado mantener una curva de afectacion lo mas plana posible aunque lamentablemente a pesar de todos los esfuerzos se han perdido la vida de muchos ,
    Creo que es clave en este momento ser cumplidores de todas estas medidas que por desgracia una gran mayoria cada dia se empeña en no cumplirla mas ahora que se suma el dengue ,el zika etc creo que las disciplina social es la llave para que cualquier pais resuelva la gran mayoria de los problemas cuando hay disciplina social hay orden hay respeto hay comprension de los problemas no hay caos independientemente de todo lo que sucede que ya es bastante
    Creo que para que toda esta situacion compleja epidemiologica llegue a puerto seguro se deben mantener y aumentar las sanciones para los que no cumplan con estas leyes que son de buen convivir de evitar propagacion de epidemias hay que ser mas implacables con aquellos que se empeñan cada dia en tomar las calles por ejemplo la musica alta o contaminacion acustica que desde años nos persigue y no puedo recordar como surgio esa manera de agresion hay que sancionar los que molestan por sus actitudes hostiles con el cuidado del entorno y la convivencia del barrio que por aqui comienza todo es necesario que se mantenga la gente con los nasobucos que no halla aglomemeraciones en las colas cosa que con el uso de las tarjetas en muchos municipios ha mejorado esta situacion que no se siga ensuciando la ciudad que la higiene se imponga ante aquellos que persiten en mantener la mugre Se que es tarea dificil hacer comprender a estas personas pues se ha visto que por las buenas no hacen caso y las multas al parecer no les preocupa pues hoy veo relajacion en las calles de esa disciplina que en dias anteriores se habia logrado ,creo que hay que ser mas tajantes en el accionar contra estos elementos creo que dejarlos hacer a su antojo es muy peligroso, aunque a veces pienso que los dejan para que se mantengan felices ,es un pensamiento que en ocasiones pasa por mi cabeza cuando veo cosas que suceden y que no hay autoridad que ponga orden o se hacen los disimulados o llegan tarde cuando ya todo acabo REPITO LA DISCIPLINA SOCIAL ES VITAL Y SE HACE NECESARIA MANTENERLA AUNQUE SE TENGA QUE SER MAS RIGUROSOS MUCHISIMO MAS

  • Artigas Villegas dijo:

    Si,si. El socialismo,es una necesidad de organizar la vida...J.P.

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Atilio Borón

Atilio Borón

Economista y periodista argentino, quien dirigió Clacso.

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