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Cuba en Colombia

Junto a sus pares de la región, los cubanos vivieron y compartieron momentos de alegría y fraternidad en los primeros Panamericanos Junior. Foto: Milan Ruzic

Alegra ver a una amplia delegación de deportistas cubanos compitiendo en Colombia con colegas de la región. Cuba le puso corazón a esos juegos, y seriedad y compromiso deportivo. Pero también ensancha el pecho de alegría el hecho de que esos juegos sean en Colombia, especialmente en Cali y Barranquilla.

El barón Pierre de Coubertin creó el movimiento olímpico con la idea de promover la paz y la armonía entre pueblos y países a través del deporte. Y aunque el mercado ha desvencijado esos principios, Cuba los defiende y los relanza.

¿Y qué mejor lugar que Colombia para unos juegos de fraternidad olímpica panamericana?

Colombia, desde su nacimiento al mundo como nación, no ha conocido la paz. Y frente a tanto dolor, Cuba, durante las últimas tres décadas, ha extendido su mano para construir la paz.

Por eso Cuba fue a Cali y a Barranquilla, a competir fraternalmente, a compartir nuestros logros, a prestigiar el evento de nuestros hermanos colombianos. Se aprecia la huella cubana en algunos equipos colombianos. Durante años, y a pesar de los odios, entrenadores cubanos han sembrado calidad, triunfos y amor en pistas y gimnasios del país sudamericano.

¡Y qué simbolismo el que haya sido en Cali! Ciudad de salsa y juventud, ciudad firme ante el dolor y la injusticia. Allí hay un alcalde joven, médico, que estudió en Cuba. Y allí fueron nuestros deportistas a decirle al pueblo caleño: “Bailemos, saltemos, corramos… Somos hermanos”.

También el Caribe colombiano recibió a nuestros atletas. Allí la bandera nuestra flota junto a la tricolor sin prejuicios. Cuando Fidel fue a Cartagena de Indias en 1993, se iniciaba un ciclo en el que la tendencia fue el entendimiento mutuo, a pesar de las diferencias. Hubo momentos fervientes y otros más grises, pero nunca faltaron la palabra ni el puente ni el respeto. Nunca hubo traición ni puñal.

Tampoco, como ahora, faltaron la voluntad y el desvelo de Cuba por la paz, sin importar obstáculos fugaces. Y en el Caribe colombiano, en la hermosa

Barranquilla, todo cubano siempre tendrá una casa.
Cuba está hoy en Colombia en la alegría y el júbilo de casi 300 jóvenes que conocen y valoran la enorme trascendencia de estos juegos y su presencia allí.

Estoy seguro de que la Cali de la salsa y la fuerza, que la Barranquilla del calor fraterno y estos juegos se convertirán en el símbolo de una amistad indestructible entre nuestros pueblos.

El deporte une, alivia las heridas, opaca las guerras y aleja el odio. En Cali y Barranquilla, Cuba vive y vibra con el amor de los colombianos.