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¿Cómo somos los cubanos?

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Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

La pregunta que encabeza este artículo puede ser respondida de muchas formas, quizás tantas como más de 11 millones, todas diferentes. Los cubanos estamos en Cuba y también en todo el mundo y allí donde nos encontremos siempre portamos la marca del sitio que nos vio nacer y ser, y con un orgullo extraordinario para la inmensa mayoría. También hay cubanos que no nacieron en Cuba, pero han heredado nuestra conciencia personal y social de sus padres o de haber vivido en esta isla en momentos decisivos de su existencia. También se es cubano de esa forma.

La mejor forma para lograr que un sistema de gobierno sea justo, útil y logre la participación de todos, o al menos de la mayoría, es si se conoce cuáles son las preferencias, deseos, problemas, normas de bienestar y rasgos idiosincráticos de la mayoría. Durante una gran parte de la historia humana se ha desconocido este principio, y por ello han predominado las autocracias, incluso disfrazadas de democracias, que sostienen el poder de una persona o un grupo poderoso de la sociedad sobre el resto, basándose en la fuerza y el engaño masivo.

En el oeste de Eurasia, con un papel protagónico en la cuenca norte del Mediterráneo, fueron depurándose ideas y formas de gobernar que reflejan la natural tendencia de nuestra especie para supervivir. Ya en la Grecia de luces y esclavos bautizaron a la democracia, aunque solo fuera para una parte influyente y propietaria de las personas. Y en los siglos XVIII y XIX se depuraron más las ideas llegándose a concebir e implantar sistemas basados en la proclamación de la igualdad de todos los seres humanos, aunque al final aparecieran algunos “más iguales que otros” en dependencia de sus condiciones de propietarios o no de los medios de producir valor.

En esas condiciones y hasta nuestros días, las preferencias que han predominado para sostener los sistemas de gobierno han sido justamente las de las personas más influyentes y poderosas. Los gustos y estilos que las conforman se han estado trasmitiendo por los medios monopolizados por grupos de poder. Los seres humanos al informarnos seguimos los criterios que más nos lleguen y que tengan posibilidades de ser creídos, aunque sean mentira.

Pero la democratización de la información que inevitablemente trajo la aparición de internet, que provocara el comentario de Fidel de que “estaba hecha para nosotros”, ha convertido en algo vital para cualquier sistema de gobierno el conocimiento de cómo es la gente, de que prefiere, de lo que los hace sentirse bien y lo que les provoca rechazo. Además, el carácter masivo e interactivo de ese sistema de comunicación hace mucho más compleja la capacidad de trasmitir ideas, porque lo mismo se escuchan y siguen las más positivas para el ser humano que las más negativas. Se puede emitir un criterio que demuestre la absoluta igualdad de todos los seres humanos y ser abrazado, y también otro que exprese la superioridad de algún grupo étnico, ideológico, político o religioso sobre los demás y hacerse popular. Es la profesionalidad de los comunicadores una protagonista importante en la asimilación de lo que se quiera trasmitir, independientemente de lo atractivo que sea.

Antes podíamos estar convencidos por una determinada teoría o doctrina y adscribirnos a ella sin miramientos, incluyendo aquéllos aspectos que no entendiéramos bien. Así ha ocurrido con muchas religiones y hasta con las corrientes que se denominaron marxistas – leninistas del siglo XX, en muchos casos aprovechando que ni Marx ni Lenin estaban para confirmar o rechazar muchas de sus elaboraciones. La “planificación socialista” es un buen ejemplo de algo inventado “a posteriori” para bien y para mal y que nunca fue concebida por los fundadores.

Las formas que la ciencia ha ido depurando para llegar a las mejores verdades acerca de la naturaleza y la sociedad adquieren ahora un papel determinante. Un sistema de gobierno verdaderamente popular, de los humildes y para los humildes y en el siglo XXI tiene que basarse en una interacción muy intensa y eficiente con todos. Esto es tanto para trasmitir lo mejor del pensamiento justo, democrático y libertario, logrando su asimilación, evitando falsas liturgias, como para influir, conocer y reaccionar a lo que las personas prefieren, sus problemas, sus añoranzas, sus ambiciones, sus gustos. La ciencia nos dice que este proceso no puede realizarse con límites dogmáticos preconcebidos. La verdad científica es independiente de los deseos y preferencias del experimentador. Si un concepto de gobierno social parece justo, ha sido útil, y dado resultados para el bienestar de todos durante un tiempo, puede que unos años después algunos de sus aspectos queden obsoletos y tengan que modificarse para que permanezca lo esencial. Lo que nunca puede ocurrir es que deje de responder a las expectativas de un pueblo en el que las aspiraciones evolucionan y que tiene una capacidad cada vez mayor de ser influenciado por ideas de cualquier tipo, si se ajustan a los gustos individuales de cada uno.

Si algún programa o proyecto de investigaciones científicas sociales es de absoluta prioridad hoy debe ser el de saber cómo somos los cubanos, que nos gusta y que no, que necesitamos y que no, cuales mensajes de los medios son más penetrantes y cuáles no, como se manifiestan estas preferencias en dependencia de si vivimos en La Habana, en Guantánamo, en Madrid, en Miami o en Rio de Janeiro. Y los resultados de estas investigaciones deben ser públicos, aunque puedan no ser los deseados. Un problema que se desconozca, oculte o ignore a sabiendas nunca se podrá resolver. Las fuerzas que buscan el bienestar de unos pocos a costa de los demás se saben estos procedimientos muy bien porque están entrenados en la comunicación del mercado, donde triunfan y se venden los productos que mejor influyen y cumplen con las expectativas, muchas veces creadas artificialmente, de los consumidores.

La Revolución Cubana se encuentra en un momento coyuntural donde nuestro mayor enemigo en realidad puede ser una incomprensión de estas realidades y por ello no actuar en consecuencia. Los funcionarios del aparato del estado y muchas de sus estructuras tenderán siempre a operar como siempre lo han hecho. Su tendencia natural será seguir los cánones que en otros tiempos les han permitido sostenerse. Ahora las cosas son diferentes. Aquéllos que no comprendan la necesidad de innovar basados en el conocimiento, yendo a las verdaderas raíces libertarias y democráticas del socialismo, cambiando verdaderamente todo lo que debe ser cambiado para lograr una sociedad sin explotación del hombre por el hombre, justa, con oportunidades y derechos para todos por igual, sin distinción alguna, libre, estarán conspirando contra esos principios. El 17 de noviembre de 2005 un visionario que protagonizó esta Revolución nos advirtió en su testamento político que el fracaso solo lo podremos engendrar nosotros mismos con los propios errores.

Se han publicado 10 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Secretaria dijo:

    Muy bueno!! Sobre todo porque cubanos somos los de dentro y los de fuera!

  • francis elier dijo:

    Bueno el texto, solo me permito un comentario, si bien el conocimiento social lo puede adquirir con la ciencia y la "intelectualidad" es también y mucho más preciso adquirirlo de la masa - Que particularmente en Cuba tiene preparación -, escuche a la gente de a pie, y vuelva a escuchar a a gente de a pie, hasta que juntos encuentren la solución (Nunca mas sin ellos).

  • Jose dijo:

    Excelente reflexión. Ojalá nuestros dirigentes leyeran esto y abrieran los ojos. Han perdido 2 años casi en el reordenamiento y no ha servido para nada. Lo q necesita este país son cambios realistas, acordes al momento histórico en q vivimos. Tomen ejemplos de Vietnam y China, los únicos dos sistemas socialistas que, en mi humilde opinión, han funcionado, podemos hacer un socialismo próspero, pero no podemos negar el capitalismo, el mismo Marx lo dijo, es la fase superior al capitalismo, podemos hacer una economía capitalista próspera, sin abandonar los principios fundamentales de nuestra revolución. Leí hace poco un artículo en CNN en español escrito por un analista de temas de América Latina y me sorprendió, igual q este artículo, un llamado a nuestro gobierno a adoptar cambios, a mirar atrás y reconocer los errores q hemos cometido y aceptarlos, como buenos revolucionarios q somos. Sólo hay q leer el concepto de revolución de Fidel y aplicarlo sin miramientos, y x favor no echarle más la culpa al bloqueo, sólo nosotros podemos decidir nuestro futuro, no EE.UU, ni nadie. Construyamos un socialismo próspero donde los jóvenes podamos soñar de nuevo con un futuro sin tener q abandonar nuestra patria

  • libra dijo:

    Nada más que decir.

  • GMQ dijo:

    Creo que un problema de nuestro Gobierno era que estaba subestimado al pueblo. El pueblo cubano ha ido acumulando insatisfacciones que no eran atendidas, se había perdido mucho la credibilidad. Es papel de este Gobierno ahora volver a ganarse la confianza de este pueblo, lo que no quita que la mayoría somos de Patria o Muerte, Venceremos. Amamos nuestra patria, nuestra idiosincrasia, nuestras raíces; pero queremos crecer, queremos mejorar nuestro nivel de vida y la de nuestros hijos. Queremos menos trabas gubernamentales, menos burocracia. Mayor informatización a nivel de comercios y bancos, agilizar la vida del cubano para que no pierda tanto tiempo en colas. Y cambiar la mentalidad de todos aquellos que representan al Gobierno, cuadros provinciales, municipales y empresariales, muchos opacan con su ineficiencia y su ambición personal la obra de la Revolución.

  • Ichigo dijo:

    100% de acuerdo con usted pienso que el inmovilismo y el miedo al cambio son la verdadera causa del fracaso y caída de las revoluciones.

  • Sy dijo:

    Me gustó el artículo, principalmente los 3 últimos párrafos; hay algo q seguimos repitiendo..."todos somos iguales".. y no es así, todos tenemos los mismos derechos y deberes...eso sí; somos individuos, cada uno con características diferentes, experiencias diferentes, necesidades diferentes...en mi criterio no hemos entendido algo tan básico...

  • Joaquin dijo:

    Muy buen comentario, pero cambiando verdaderamente todo lo que debe ser cambiado para lograr una sociedad sin explotación del hombre por el hombre, justa, con oportunidades y derechos para todos por igual, sin distinción alguna, libre, estarán conspirando contra esos principios. El 17 de noviembre de 2005 un visionario que protagonizó esta Revolución nos advirtió en su testamento político que el fracaso solo lo podremos engendrar nosotros mismos con los propios errores. El unico Fidel. Los que tenemos el derecho a la continuidad somos los que tenemos que hacerlos cumplir.

  • Lili dijo:

    muy acertado la reflexion, estoy de acuerdo con la igualdad de oportunidades, pero no igualdad de derechos. Porque los que preferimos hacer el bien, es decir estudiar, superarnos, trabajar,etc somos cada vez mas marginados, por quienes no hacen otra cosa que delinquir. Porque estos cubanos tiene los mismos derechos que nosotros los anormales( trabajadores, profesionales, tecnicos). Estoy segura que el dia que el estado se detenga a analizar cuanto gasta en beneficios para quienes no aportan nada a la economia del pais, cuanto nos quitan a quienes si aportamos todo lo que tenemos que aportar e incluso un poco mas, el dia que el que no trabaja no coma y solo tenga derechoa una atencion medica elemental, ese dia nosotros los anormales comenzaremos a convertirnos en normales.

  • Aris jt dijo:

    Excelente reflexión, quiera Dios que los dirigentes cubanos a todos los niveles lo leyeran y, no solo eso, sino que lo incorporen a su actual diario. Así "cambiar todo lo que debe ser cambiado" dejaría de ser una estéril consigna para convertirse en una solución pragmática de los problemas coyunturales que tiene cuba. Gracias a cubadebate y en especial al autor de tan brillante artículo.

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Luis A. Montero Cabrera

Luis A. Montero Cabrera

Doctor en Ciencias. Presidió el Consejo Científico de la Universidad de La Habana más de tres lustros. Miembro de mérito y coordinador de ciencias naturales y exactas de la Academia de Ciencias de Cuba.

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