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¿Cómo beneficiarnos de una Academia de Ciencias?

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La estructura de gobierno de una sociedad es necesariamente muy compleja. En la mayoría de los países la propiedad de la producción de valor está dispersa y el gobierno electo como representante de las mayorías, al menos en teoría y en el mejor de los casos, solo juega un papel regulador. Así es mucho más compleja, porque cada propiedad, por pequeña que sea, tiene su propio gobierno. Un ente privado es dueño y señor del trabajo, y algo de la vida, de sus empleados.

Si una sociedad pretende liberarse de la lacra de la expropiación del trabajo de las personas para el beneficio de unos pocos, trata de concentrar la propiedad de los medios de producción de valor más importantes en manos del pueblo mismo a través de su representación, que debe ser el Estado. Entonces el problema de la estructura de gobierno tiene otra complejidad. Queda mucho por investigar acerca de cuáles son las mejores opciones en cada caso y cada momento. Algunos esperanzadores experimentos que crearon dogmas en este sentido cayeron en la centralización y burocratización del estado y muchas veces no supieron considerar las tendencias naturales de las necesidades de las personas. Como consecuencia fracasaron dolorosa y estrepitosamente.

Uno de los vicios de las estructuras de dirección verticales en la vida civil es la pobreza de conexiones entre actividades similares pertenecientes a diferentes organizaciones. Un claro ejemplo puede ser la ciencia. Si una organización ministerial nacional encargada de promover la ciencia también tiene organizaciones científicas como dependencias directas, necesariamente tendrá que ser “juez y parte” con respecto a ellas. Entonces, todas las demás universidades y otras organizaciones científicas que dependan de las tan diversas ramas de la vida de un país necesariamente tendrán un tratamiento diferenciado, para bien o para mal. Esto es válido para muchas otras actividades que son transversales a toda la sociedad como la cultura, el deporte, el transporte, las comunicaciones, las construcciones y muchas más.

Desafortunadamente, el vicio centralizador es muy proclive a seguirse cuando las condiciones económicas son precarias. Se piensa, muchas veces con razón, que la unión de esfuerzos y de mando es más económica. Entonces ocurre que pueden obtenerse resultados positivos de forma inmediata y estancamientos muy negativos y conservadores en la perspectiva mediata.

Uno de los daños principales de las estructuras de mando verticales es la pérdida de diversidad, que es tan importante para el avance de una sociedad como para la vida natural. La adecuada combinación de lo diverso y lo unificador, en cada momento, es una clave de desarrollo en todos los aspectos.

Volviendo a la ciencia y al imprescindible papel que debe tener en el avance de un país, el problema también se manifiesta con las llamadas disciplinas científicas. Resulta que, si se requiere educar un especialista en las condiciones del mundo de hoy, donde hay inmensamente más información disponible que hace un siglo, es imposible hacerlo en toda la ciencia. Es preciso agrupar los conocimientos en similares y educar a las personas según esas ramas, como puede ser la Física, Historia, la Química, el Derecho, la Biología, las ingenierías y tatas otras. Pero los problemas de la vida real nunca responden exactamente a las barreras impuestas al conocimiento por parte de las disciplinas científicas. Los problemas pertenecen a la realidad objetiva y las disciplinas científicas son creaciones humanas convencionales.

¿Cómo puede un gobierno que se proponga conducir a un país sabiamente asesorarse científicamente? Se suele designar un asesor principal. Pero si ese asesor es ingeniero agrónomo por educación, inevitablemente sus criterios estarán modulados por sus propias raíces del saber. Lo mismo si es un físico o un historiador.
Las academias de ciencias surgieron en este mundo como lugares de refugio y promoción del saber desde el siglo XVII. Sin embargo, su evolución ha hecho que algunas de ellas se hayan convertido en un lugar donde se encuentran personas notables por su sabiduría procedentes de todos los sectores de una sociedad y practicando todas las principales disciplinas o ramas del conocimiento.

En estos días, el 19 de mayo, se cumplieron 160 años de que unos visionarios fundaran la “Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de La Habana” en la capilla de la entonces secularizada Universidad de La Habana. Se trataba de la primera de todo el continente americano y solo trece años después de su equivalente en Madrid, pero sin dependencia con esta.

La Academia de Ciencias de Cuba, en su versión desde 1996 que retomó la concepción original, tiene la característica de reunir especialistas de las más diversas procedencias sectoriales, territoriales y disciplinarias posibles. Los criterios de selección se han ido perfeccionando y hoy pertenecen a ella muchos de los más reconocidos científicos cubanos de todas las ramas del conocimiento con una ejecutoria probada.

¡Que hermosa perspectiva tiene hoy nuestra Academia cuando la Patria continua la fidelista tarea de priorizar el saber! La asesoría de los conocedores diversos para innovar y hacer que el país progrese para el bienestar de todos es capital. Es la oportunidad de oro para desplegar todas las potencialidades de un colectivo de personas que aman a su Patria y al saber, profesan todas las disciplinas más importantes y se agrupan en una Academia independientemente de sus orígenes y empleadores. Se caracterizan también por defender ardientemente sus ideas que pueden ser semillas, viables o no en la práctica, de lo mejor para todos si los decisores las saben aprovechar, como está ocurriendo cada vez más.

Se han publicado 3 comentarios



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  • Victor Angel Fernandez dijo:

    Estimado profesor, con el debido respeto para el saber científico, pero creo que en el proceso de innovación y la solución de problemas de estos últimos 60 años, creo que ha existido una fortísima presencia obrera, nada académica y en este caso, al menos para la primera integración de ese "nuevo" proceder, no está representado ese grupo, mientras sí lo hacen, por ejemplo con "directivos empresariales con experiencia en la innovación", algo que si no fuera tan serio, parecería un chiste.

  • HECTOR Y EL HERMANO dijo:

    Estratégico asunto para el desarrollo del país profesor. El socialismo un sistema social fruto de la innovación científica, exige en su desarrollo mucha innovación, revolucionando todo lo organizativo e institucional en la nueva sociedad. Las Academias de Ciencias surgidas dentro del capitalismo, hoy se enfrentan dentro de el a una irreversible pérdida de protagonismo, un fenómeno mucho más acentuado en los países capitalistas más desarrollados, institución totalmente ignorada hoy por esos gobiernos, detenida en el tiempo, superadas por el protagonismo aplastante e innovador de las grandes y globales empresas tecnológicas, en especial en el nuevo campo de batalla de la ciencia, lo digital. De ahí que sea natural ver en nuestras condiciones como surgen nuevas herramientas para dinamizar la ciencia como fórmula para abordar los contemporáneos retos, el reciente consejo de innovación nacional en es una muestra por acelerar científicamente el desarrollo del país. Es necesario nuevas organizaciones en ese rol de facilitador y dinamizador de la ciencia y el desarrollo de forma simultánea. Los tiempos cambian y exigen una mayor dinámica en las respuestas, aferrarnos a estructuras que funcionaron en otros contextos sería una forma inconsciente de frenar el desarrollo. Es clave crear en la ciencia una organización que una mucho más a los científicos pero de FORMA GENERAL, una organización por encima de las especialidades, que una de forma trasversal a todas las especialidades, una organización que aglutine a ese universo de ACTIVOS como lo que son, CREADORES. Creadores organizados como herramienta de dirección de forma similar a la que sucede en la UNEAC con los creadores en la cultura, facilitando una tribuna, una canalización de ideas muy por encima de cualquier especialización, priorizando lo general e integral en un proceso de dirección, renovando constantemente su dirección, actuando como principal “órgano o consejo asesor para las ciencias”, a donde la dirección del país al igual que hace con la UNEAC y la UPEC va a consultar y retroalimentarse buscando otros ángulos en el proceso de dirección.
    El desarrollo de la ciencia hoy organizativamente ha tomado otros derroteros, menos académicos y más empresariales. La ciencia hoy se reinventa de forma exponencial a partir de su nueva concepción empresarial, un fenómeno de desarrollo científico desde adentro de una concepción empresarial tecnológica. El mejor ejemplo para ilustrar esa idea es el propio desarrollo de Google como empresa tecnológica punta de lanza de la ciencia.
    Los inicios de Google se remontan hasta el inicio del mismo internet. En una época en la que la información de la web carecía de orden y los buscadores que existían priorizaban su propio beneficio en lugar de brindar una experiencia de búsqueda que resultara efectiva para el usuario. Google nace en medio de todo este caos. Desde que se fundó en 1998, su intención era convertirse en un motor de búsqueda eficaz, pero su impacto fue tal que, en muy poco tiempo, pasó de ser un simple buscador para convertirse en una de las empresas más importantes de la industria de la tecnología. Hoy en día, más de veinte años después, Google es conocida por ser una de las compañías más valiosas del mundo. Su impacto no se limita a ser un motor de búsqueda más, también ofrece una gran variedad de herramientas gratuitas que reclutan y facilitan la vida de los usuarios.

    Pero no solo Google es eso. En el mundo corporativo, Google es famosa por ser implacable, no solo porque es una de las compañías que más tecnología desarrolla, sino que también porque es la que más tecnología ADQUIERE.
    Esta adquisición de tecnología la lleva a cabo mediante la compra de otras empresas tecnológicas. Y aunque esta práctica siempre ha sido muy popular entre las grandes corporaciones como Facebook, IBM, Apple y Samsung, como también dentro del concierto empresarial Chino, Google sobresale del resto al ser la compañía que más adquisiciones ha realizado de toda la industria. La agresividad en la adquisición de tecnología pone una diferencia en desarrollo. Ese camino se transita solo por la empresa que es, no se resuelve en un campo académico, ni mucho menos en lo organizativo de la ciencia en una superestructura. Concentrando toda la artillería científica en lo empresarial, en especial en sus directivos, activos humanos bien identificados, los más revolucionarios y transformadores en materia de tecnología dentro de un sistema país, como es el DIRECTOR DE UNA EMPRESA, un director de empresa verdadero, concentrado más del 70% de su tiempo a sus dos únicas funciones estratégicas; el mercado y la innovación. La ciencia y su organización deben insertarse más en la empresa, aspirar a transformarlas en empresas tecnológicas es sabio, las academias de ciencias están cada día más distantes de ese activo revolucionario de la tecnología que mueve hoy al mundo, el director de la empresa. Mutar hacia una organización más masiva y plural uniendo a los científicos en una visión general e integradora del fenómeno ciencia es una vía para que la academia de ciencias se acerque más a ese activo locomotora de la ciencia, la empresa.

  • HECTOR Y EL HERMANO dijo:

    De nuevo lo envío. Estratégico asunto para el desarrollo del país profesor. El socialismo un sistema social fruto de la innovación científica, exige en su desarrollo mucha innovación, revolucionando todo lo organizativo e institucional en la nueva sociedad. Las Academias de Ciencias surgidas dentro del capitalismo, hoy se enfrentan dentro de el a una irreversible pérdida de protagonismo, un fenómeno mucho más acentuado en los países capitalistas más desarrollados, institución totalmente ignorada hoy por esos gobiernos, detenida en el tiempo, superadas por el protagonismo aplastante e innovador de las grandes y globales empresas tecnológicas, en especial en el nuevo campo de batalla de la ciencia, lo digital. De ahí que sea natural ver en nuestras condiciones como surgen nuevas herramientas para dinamizar la ciencia como fórmula para abordar los contemporáneos retos, el reciente consejo de innovación nacional en es una muestra por acelerar científicamente el desarrollo del país. Es necesario nuevas organizaciones en ese rol de facilitador y dinamizador de la ciencia y el desarrollo de forma simultánea. Los tiempos cambian y exigen una mayor dinámica en las respuestas, aferrarnos a estructuras que funcionaron en otros contextos sería una forma inconsciente de frenar el desarrollo. Es clave crear en la ciencia una organización que una mucho más a los científicos pero de FORMA GENERAL, una organización por encima de las especialidades, que una de forma trasversal a todas las especialidades, una organización que aglutine a ese universo de ACTIVOS como lo que son, CREADORES. Creadores organizados como herramienta de dirección de forma similar a la que sucede en la UNEAC con los creadores en la cultura, facilitando una tribuna, una canalización de ideas muy por encima de cualquier especialización, priorizando lo general e integral en un proceso de dirección, renovando constantemente su dirección, actuando como principal “órgano o consejo asesor para las ciencias”, a donde la dirección del país al igual que hace con la UNEAC y la UPEC va a consultar y retroalimentarse buscando otros ángulos en el proceso de dirección.
    El desarrollo de la ciencia hoy organizativamente ha tomado otros derroteros, menos académicos y más empresariales. La ciencia hoy se reinventa de forma exponencial a partir de su nueva concepción empresarial, un fenómeno de desarrollo científico desde adentro de una concepción empresarial tecnológica. El mejor ejemplo para ilustrar esa idea es el propio desarrollo de Google como empresa tecnológica punta de lanza de la ciencia.
    Los inicios de Google se remontan hasta el inicio del mismo internet. En una época en la que la información de la web carecía de orden y los buscadores que existían priorizaban su propio beneficio en lugar de brindar una experiencia de búsqueda que resultara efectiva para el usuario. Google nace en medio de todo este caos. Desde que se fundó en 1998, su intención era convertirse en un motor de búsqueda eficaz, pero su impacto fue tal que, en muy poco tiempo, pasó de ser un simple buscador para convertirse en una de las empresas más importantes de la industria de la tecnología. Hoy en día, más de veinte años después, Google es conocida por ser una de las compañías más valiosas del mundo. Su impacto no se limita a ser un motor de búsqueda más, también ofrece una gran variedad de herramientas gratuitas que reclutan y facilitan la vida de los usuarios.

    Pero no solo Google es eso. En el mundo corporativo, Google es famosa por ser implacable, no solo porque es una de las compañías que más tecnología desarrolla, sino que también porque es la que más tecnología ADQUIERE.
    Esta adquisición de tecnología la lleva a cabo mediante la compra de otras empresas tecnológicas. Y aunque esta práctica siempre ha sido muy popular entre las grandes corporaciones como Facebook, IBM, Apple y Samsung, como también dentro del concierto empresarial Chino, Google sobresale del resto al ser la compañía que más adquisiciones ha realizado de toda la industria. La agresividad en la adquisición de tecnología pone una diferencia en desarrollo. Ese camino se transita solo por la empresa que es, no se resuelve en un campo académico, ni mucho menos en lo organizativo de la ciencia en una superestructura. Concentrando toda la artillería científica en lo empresarial, en especial en sus directivos, activos humanos bien identificados, los más revolucionarios y transformadores en materia de tecnología dentro de un sistema país, como es el DIRECTOR DE UNA EMPRESA, un director de empresa verdadero, concentrado más del 70% de su tiempo a sus dos únicas funciones estratégicas; el mercado y la innovación. La ciencia y su organización deben insertarse más en la empresa, aspirar a transformarlas en empresas tecnológicas es sabio, las academias de ciencias están cada día más distantes de ese activo revolucionario de la tecnología que mueve hoy al mundo, el director de la empresa. Mutar hacia una organización más masiva y plural uniendo a los científicos en una visión general e integradora del fenómeno ciencia es una vía para que la academia de ciencias se acerque más a ese activo locomotora de la ciencia, la empresa.

Se han publicado 3 comentarios



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Luis A. Montero Cabrera

Luis A. Montero Cabrera

Doctor en Ciencias. Presidió el Consejo Científico de la Universidad de La Habana más de tres lustros. Miembro de mérito y coordinador de ciencias naturales y exactas de la Academia de Ciencias de Cuba.

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