Debe ser Septiembre
Arleen Rodríguez Derivet
Deben ser estas horas en las que los amos del mundo insisten en imponernos el lamento por su día 11 del 2001, mientras sigue pendiente su gigantesca deuda con el nuestro de 1973.
Debe ser que mientras más pasa el tiempo menos me creo sus cuentos y dudo más de esos "oportunos" videos con un terrorista omnipotente que reparece amenazando al imperio, precisamente cuando a aquel se le acaban los argumentos para sostener sus guerras. Debe ser que siempre he dudado de un Ben Laden tan coherente con lo que sus enemigos quieren. Debe ser que no acepto que me obliguen a olvidar y que como propina me inviten a ser cómplice de la última versión del miedo.
Debe ser la impotencia que me produce leer las memorias chilenas y oir la voz de Allende, sabiendo que hace 30 años no dejaron que se oyera. Debe ser el dolor que me provoca ver su cabeza noble e inteligente reventada por un disparo y el fusil entre las piernas. Deben ser la fuerza y el orgullo que me invaden, cuando escucho a uno de los sobrevivientes de La Moneda llorando mientras habla de Augusto Olivares, el periodista que se quitó la vida antes de rendirse, como su presidente.
Debe ser la burla que advierto en los "documentos desclasificados" mostradores de la parte conveniente de todo lo que siempre supimos y lo que siempre dijimos sobre el dinero y las órdenes de Washington, tan claramente metidas en el corazón del golpe contra Salvador Allende. Debe ser la angustia de ver que 30 años después la historia se está repitiendo meticulosa y groseramente en la política norteamericana contra Venezuela. (Suerte la memoria dolida y la experiencia)
Debe ser que además tengo mi 12 de septiembre. Y me avergüenza este oficio que otros usaron para alentar el odio contra cinco hombres de mi generación que se jugaron sus vidas y su libertad por cuidar las nuestras. Deben ser las mentiras por las que les juzgó y condenó dentro de una ciudad asediada por el rencor, los prejuicios y el miedo. Debe ser la hipocresía del gobierno norteamericano, que permite que se encierre a los héroes y bombardea a pueblos enteros, mientras ampara a los terroristas que le convienen.
Debe ser que la globalidad me resulta una abstracción incomprensible frente al muro de infamias o silencios que se ha levantado contra los presos políticos cubanos que cumplen condenas de vida por un juicio ilegal e inconstitucional en un país que presume de ser "estado de derecho". Será que el amor y el valor que transpiran las cartas y poemas de ellos y la apasionada dignidad con que sus seres queridos los esperan, punzan mi conciencia y me provocan desvelos.
Será este tránsito espinoso de recuerdos, reflexiones y sentimientos que me lleva del 11 al 12 de septiembre. Será certeza de que siempre es posible movilizar conciencias para impedir que a los justos se les siga asesinando o se les condene. Será la necesidad imperiosa que tenemos de hacer que la verdad que vemos, el mundo entero la vea. Será la urgencia que el fascismo reemergente le está poniendo a esta tarea. Por todo eso y más necesitaba escribirte, seas quien seas. Y quedo esperando respuesta.
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