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Comparte con Cubadebate tu historia con Fidel

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Comparte con nosotros tu historia con el Comandante en Jefe. ¿Estuviste cerca de él alguna vez? ¿Presenciaste uno de sus discursos? ¿Qué te contaron tus padres o abuelos sobre él? A cinco años de su desaparición física, Cubadebate abre esta página para que nos cuentes qué recuerdas de Fidel. Hagamos un homenaje con sus historias.

Se han publicado 266 comentarios



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  • selma gonzalez espinosa dijo:

    Fui Brigadista Conrado Benitez. Cuando regresamos de alfabetizar, Fidel nos habló en Ciudad Libertad. Verlo personalmente era mi sueño y se cumplió esa tarde. Era diciembre, llovió y hacía frío, pero el siguió en su tribuna y nosotros firmes frente a él. Su foto preside la salita de mi humilde hogar, y lo llevo en mi corazón para siempre. Inspiración constante en toda mi vida de estudiante y de enfermera. ÉL VIVE EN NOSOTROS.

  • Rogelio Orán Martí dijo:

    El 22 de diciembre de 1975 después de concluido el Primer Congreso del PCC, Fidel y Raul y otros dirigentes de la Revolución se retrataron con nosotro, los delegados militares que paticipamos en el Congreso del Partido. La foto fue frente al Palacio de la Revolución y nunca la he visto publicada por ningún medio de información, yo la conservo en mi poder. En esa ocacion nos dijo: "En el próximo Congreso del Partido, debe estar la mujer cubana representada en Buró Político" y así fue, en el segundo Congreso Vilma pasó a ser miembro del Buró Político del PCC.

  • Jorge Luis Piña dijo:

    En 1975, durante el 1er Congreso del PCC por circunstancias de la vida me encontraba en El Laguito, a unos metros de donde invitados al evento realizaban una actividad. A una persona le escuché que allí estaba Fidel y no lo pensé dos veces: salí corriendo y abriéndome camino entre los presentes llegué hasta Fidel, quien sentado conversaba con Mijaíl Súslov (representante del PCUS). Con mi llegada interrumpí la conversación entre los estadistas, no obstante Fidel se viró hacia mí, cruzó su brazo por espalda y me realizó algunas preguntas, yo emocionado respondí y recuerdo que fue solo un instante, lleno de alegría y sorpresas, pues descubrí que la traductora de ruso sentada del otro lado de la mesa era mi madre, yo tenía solo 8 años. Luego, a lo largo de mi vida, lo he seguido sintiendo muy cerca espiritualmente, como un segundo padre. Tuve un privilegio, que selló desde entonces mi compromiso con una causa que honraré simpre.

  • frank tejas paz dijo:

    Nunca estuve físicamente cerca de él, pero al llegar a la RPA en el año 87, como combatiente internacionalista, formé parte de un pelotón de infantería mecanizada en el BON 1 de la BTL de, allí al entrar a ese lugar bajo tierra, lo primero que encontramos fue una cama emcerrada en cristales, nos contaron que unos meses antes estuvo nuestro comandante allí y dejó caer su cuerpo en esa cama, fue suficiente para sentir orgullo y compromiso para el buen cumplimiento de la misión.

  • martha dijo:

    Aprendí a conocer a Fidel, por mi Madre, fidelista hasta el tuétano, siempre me decía que era el único Presidente preocupado y ocupado por el pueblo, por los pobres, que los anteriores ninguno había hecho nada por Cuba, llevo a Fidel en la sangre, en dos ocasiones participé con los voluntarios que colaborábamos para preservar la disciplina en las actividades masivas donde Fidel iba a hablar, el primero en el discurso por el 26 de julio en la Plaza, y el otro en la visita realizada por él y Chavez a la provincia de Pinar del Río, fue maravilloso, pude verlo desde cerca, escucharlo conversar con los que nos acercamos para saludarlo, aquel 25 de noviembre hace 5 años, al escuchar la alocusión de Raúl informando de su fallecimiento, no lo podía creer, pensé como tantos cubanos que era inmortal, mi madre entonces, padecía demencia senil, no creí fuera a entender la magnitud de la noticia cuando se lo explique, pero lo que sucedió fue algo para mi, increible, me miró, se recostó de nuevo en el sillón, su mirada se quedó como siempre fija en algún punto, y vi lagrimas en sus ojos mojando su rostro, no podía creer que en ese preciso momento ella, que amaba a ese gran hombre, entendiera que había partido a la inmortalidad para siempre, ya ella no está, y yo sigo siendo fiel a su memoria, "amando a este país como a mi misma" recordando a Fidel en el presente, siguiendo a Dias Canel, nuestro Presidente, continuidad de lo vivido.

  • MANOLO dijo:

    Mi abuela me contaba que visitó mucho Biran y jugaba con él.

    Recuerdo los tres meses y pico en que algún lagrimón se me escapo de extrañar su presencia.

  • Raquel Aguilera Vaz dijo:

    En la Jornada de Celebración por el Aniversario del Moncada en julio de 1990 donde La Habana fue sede de las Actividades Centrales,tuve el Honor de trabajar en la atencion por ficha efemerides con un grupo de Asaltantes al Cuartel Moncada y Carlos Manuel de Cespedes,y una de las tantas actividades fue la develacion de una escultura de Frank Pais en el Hospital Ortopedico que lleva su nombre y que fue Presidida por nuestro Comandante en Jefe y alli pude verlo de cerca y con que cariño y emocion recordaba con sus compañeros los dias del Moncada.Tambien estuve muy cerca de Fidel el 26 de julio de ese año 1990 en el Acto Central en la Plaza estando en la tribuna con los Asaltantes que atendía y ser saludada por el Comandante a su llegada.Es algo que no olvidaré nunca y mis hijos y nietos se enorgullesen de ello.

  • Alexander Pellicer Moraga dijo:

    Por Alexander Pellicer Moraga, Embajador de Cuba en el Líbano.

    Estrechar la mano de Fidel en la histórica Damasco marcó para siempre mi vida como joven diplomático y revolucionario.

    Corría el mes de mayo del año 2001, y ya estábamos al tanto de la gira del Jefe de la Revolución por países de África Norte y Medio Oriente, donde angustiosamente para nosotros no se incluía Siria.

    Sin embargo, la alegría y la euforia fueron inmensas cuando conocimos que el Comandante había decidido hacer una visita relámpago a la heroica y bella Siria. Era un hecho fantástico tener una experiencia como esa, a solo tres meses de haber llegado a Damasco para comenzar el estudio del idioma árabe; recuerdo que me compré mi primer traje para la ocasión.

    Días antes de su llegada la Embajada era un hervidero entre llamadas, intercambio de notas y preparativos. Recuerdo que los jóvenes que nos encontrábamos estudiando árabe, uno del ESTI y dos del MINREX, improvisamos un puesto de mando en el lobby de la Embajada para atender todas las llamadas que llegaran en el horario nocturno. Nuestra disposición de cooperar y ayudar en todo lo que hiciera falta desbordaba nuestros límites.

    En la víspera del arribo de la delegación, el Embajador nos citó en su oficina y nos preguntó que como estaba nuestro inglés, le respondimos que bien, y nos dijo, bueno necesitamos que nos ayuden en las labores de traducción entre el personal de apoyo de la delegación y sus contrapartes sirias.

    Nos dieron tareas específicas, uno al hotel, otro a la Embajada y a mí me dieron la misión de asistir a los compañeros que se encargaban de la seguridad del Comandante, esto me dio la posibilidad de ser parte del equipo que viajaba en la caravana de autos que acompañaron a Fidel en las visitas y actividades que realizó, entre ellas a la unidad militar donde en 1973 tropas cubanas estuvieron dispuestas a dar su vida por el hermano pueblo sirio en su lucha contra Israel.

    La visita a la unidad militar fue particularmente emotiva, era evidente la emoción de Fidel y su orgullo por haber colocado “un granito de arena” en solidaridad con el pueblo sirio y haber cumplido con nuestro deber internacionalista. Como recuerdo, el Comandante dejó una bandera cubana para que fuera guardada junto a la heroica bandera de Siria.

    Otros lugares visitados fueron la biblioteca Nacional Hafez Al Assad donde el líder cubano rindió tributo al León de Damasco, y la mezquita de los Omeyas, uno de los sitios más importantes para los musulmanes del mundo, y donde unos días antes Juan Pablo Segundo se había convertido en el primer Papa en pisar una mezquita.

    La histórica visita de 25 horas, pero de una gran intensidad, quedará siempre en mi memoria, y podré decir con orgullo hasta el fin de mis días que estreché la mano de nuestro invicto Comandante.

  • Renato Peña dijo:

    Vi y escuché al comandante en su discurso en el cierre del primer encuentro de solidaridad mundial con Cuba, discurso que dio en el teatro Carlos Marx.
    La grandeza de ese discurso fue que nos enseñó, con una magistral reseña histórica, el lugar, contexto, contradicciones de modelo, respuestas del imperio y luces de cómo abordar el futuro. Ello se llama liderazgo.

    • frank dijo:

      Yo recuerdo el discurso magistral de cuando anuncio comienzo de periodo especial

  • Dania de Jesus Rodríguez Bencomo dijo:

    Buen día, disculpas nos encontrabamos en la condecoración de vanguardias nacionales en la casa central de la FAR, coincidía con el cumpleanos 50 del comandante,él junto a Raúl,compartieron ese momento con los estudiantes galardonados,las imagénes fotograficas fueron publicadas en el periodico Granma y Bohemia,que conservo.

  • Frank Fernandez dijo:

    Un día de los años finales de los noventas o principio del los dos mil, estaba recorriendo la Habana vieja y de momento se formo el alboroto, la gente gritaba, "Fidel en los capitanes, Fidel en los capitanes", y con la masa de gentes nos fuimos hasta el museo de los Capitanes Generales. Andaba el hombre acompañando a un representante de España, recibiendo la silla de montar del Antonio Maceo. Cuando salieron la multitud lo acompañaron en un recorrido a pie por la calle Oficios hasta la Plaza de San Francisco de Asis y luego se adentraron en una ciudadela. Se notaba a los compañeros de la seguridad corriendo de un lado al otro, mientras una mujer, anciana ella, le gritaba, "TRANQUILOS HOMBRES, QUE A ESE GIGANTE LO CUIDAMOS NOSOTROS". Casi inmediatamente a que se fueran, un compañero, seguramente del dispositivo de seguridad, decía, es que venir a pie desde los capitanes generales y meterse en la ciudadela, no estaba en los planes, fue idea de Fidel. Solo Fidel hacia esas cosas en el mundo, que "dictador" más extraño y querido por su pueblo, verdad.

  • Manuel dijo:

    Cada día que pasa me parece que tenemos a Fidel presente en todos los ambitos de la vida, en los medios todos siguen las enseñanzas que nos legó su Concepto de Revolución, lo aplicamos hoy en cada centro laboral, seria bueno llevarlo a la práctica de verdad, me parece escuchar sus palabras en el acto en Camaguey por el 26 de julio cuando nos llamó a estar atento a lo que sucedia en el campo socialista ahí esta su guía, su visión y su forma de decirle al mundo porque esta tierra no renuncia a su SOCIALISMO y que jamas nuestro pueblo olvida el pasado. es preferible hundirse en el mar que entregar las conquistas alcanzadas hasta hoy.

  • Odalis Cobas Peña dijo:

    Estuve cerca de él en un acto por el 26 de julio en la Plaza de Holguín y durante las sesiones del V Congreso del Partido, ahí sí que estuve cerca durante varias jornadas. No pudiera describir no sólo lo que sentía en esos momentos, sino lo que he sentido siempre, lo que siento ahora, lo que ha representado y representa para mí, como mujer, negra, pobre, guajira ... hoy universitaria, trabajadora, militante comunista, persona comprometida con la Patria por convicción.Recuerdo siempre su fortaleza y voluntad; en una de esas seciones de trabajo del Congreso, preguntó la hora, era cerca de la media noche, dijo entonces: todavía es temprano, podemos continuar...Recuerdo de niña que mi madre, viva aún, decía que si ella pudiera daba su vida para que Fidel fuera eterno. Por él, por la historia, por nuestras conquistas, estoy dispuesta a todo...Hasta siempre MI COMANDANTE!!!

  • Ale.H.H dijo:

    Tuve la oportunidad de verlo tres veses, increible, no puedo narrar la sensación y euforia que uno siente y el trasmite, digo trasmite porque siempre estara presente en mi sentir y mi corazon. Viva Fidel Castro Ruz...

  • fidelistanaranjo dijo:

    Lo mas cerca fisicamente fue en la Plaza de la Revolucion de Holguin. Aquel dia historio, nadie se fue apesar de la lluvia torrencial.

  • Julio César dijo:

    Yo como médico y fundador del destacamento de Médicos de la Henry Reeve fui participe de su discurso y luego fuimos a comer dónde el estuvo hasta las 3 y 30 de la mañana, compartió con nosotros y nos dijo ahora voy a recibir un grupo de médicos que deben llegar a las 4 y 20 ,es imposible que pudiera resistir tantas horas sin dormir ,por eso digo YO SOY FIDEL

  • lupe montalvo León dijo:

    Como toda niña de 14 o 15 años siempre soñé con tener delante a ese gigante de barbas y fortaleza colosal. Un buen día ya siendo adulta y participando en unaactividad colateral a el Primer Congreso de Pedagogía, tuve ea oportunidad: En la inauguración de una exposición él allí!!!. Él con u uniforme y su colosal espalda delante de mí. Yo no sabía donde poner los pies ni como overme para aproximarme más y que nadie me regañara. El asunto fue que tropecé con cun camarógrafo y éste me increpó, yo tartamudeaba pero le repondí airada y entonce Fidel lo escucho y dijo: Qué te pasó? Yo expliqué como pude pero no se que le dije sólo recuerdo con fuego en el corazón que me pasó el brazo por la cabeza y me dijo: Mira aquí estas mejor!!! Y me acercó a los objetos de la exposición. Yo no ví la exposición yo solamente tenía en mis ojos y en mi alma su voz, su mano, su espalda y una aureola de inefable dicha. No tengo conciencia de lo que aconteció después. Hoy tengo 75 años, trabajo en la Escuela Provincial del Partido "Capitán Orlando (Olo) Pantoja" de La Habana y ahora estoy tan emocionada como ese día...

  • La lluvia dijo:

    LES cuento que una vez tuve un problema grave
    Y no sabia Como solucionar entonces me acorde de Fidel y le escribi un mensaje muy pequeno con mi puno y letra y se lo lleve a las oficinas del Estado alli dije que era urgente que se lo entregaran y me fui en unas horas me enviaron una maquina grande negra con un recado donde debia ir
    Solo LES puedo decir que se resolvio y que me llene de alegria saber que pude contar con Fidel.

  • caridad romero marten dijo:

    que viva eternamente nuestro lider historioco

  • Yanela González dijo:

    Cuando participaba en cada graduación de los luchadores sociales de Venezuela. Desde el 2003 hasta el 2007. Eran horas y horas y el teatro Karl Marx lleno y hasta madrugadas nos cogió en ocasiones. Cada encuentro era diferente y con Chávez, para qué decirte?! La efervescencia revolucionaria era inigualable. Venezolanos y cubanos éramos una misma cosa. Cuando en una ocasión de despedida a los médicos que iban a crear los CDI en Venezuela, el locutor se cayó a última hora y tuve que hacerla yo y qué nervios presentar a mi Comandante! No tengo fotos de ese encuentro fue en el 2003 o 2004 en el Palacio de las Convenciones! Y otros dos bellos encuentros que guardo en mi corazón.

  • José León Díaz dijo:

    FRAGMENTOS DE UN PEQUEÑO E HISTÓRICO TRABAJO

    ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS COMANDANTE!
    Fue lo único que atiné a decirle a nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, dada la fuerte emoción que en ese momento experimenté al felicitarme y hacerme entrega de un presente, una fina billetera negra de piel que conservo como uno de mis más apreciados recuerdos.
    Era la noche del 24 de junio de 1975 cuando en el salón de protocolo de Cubanacán fui condecorado con la medalla de Vanguardia del MININT, junto a otros compañeros de todas las provincias del país, como resultado del primer proceso de emulación fraternal socialista que se llevara a cabo en dicho organismo. Recuerdo que fue el entonces miembro del Buró Político del CC del PCC Comandante Pedro Miret Prieto quien me impuso la medalla, de cuyo hecho conservo una foto.
    Luego de la solemne ceremonia el Comandante hizo un aparte y se reunió con todos los vanguardias sosteniendo un animado diálogo con nosotros. Era la primera vez que tenía el privilegio de estar muy cerca de él y además poder estrechar su mano derecha grande, fina, suave y tibia; no obstante, con anterioridad también estuve bastante cerca de él cuando visitó por primera vez nuestra provincia (Pinar del Río), después del triunfo de la Revolución, el 17 de enero de 1959, que tuve la responsabilidad, en mi condición de policía, de participar en su protección al encaramarse en la “cama” de una rastra que le sirvió de improvisada tribuna desde donde se dirigió al pueblo pinareño. La misma fue ubicada en la intersección de las calles José Martí y Coloma (hoy ave. Rafael Ferro), en la ciudad de Pinar del Río.
    Entre los tópicos abordados aquella noche por el Comandante con nosotros estuvieron, la importancia de la labor de los miembros del MININT en la seguridad del Estado y el orden interior del país, los combates en Playa Girón, la Crisis de Octubre o de los misiles, la lucha librada contra los bandidos alzados en las montañas hasta su total eliminación, etc.
    Posteriormente, todos los homenajeados nos colocamos en una escalinata del bello inmueble para ser fotografiados con el Comandante al frente y centro de nosotros. En otra foto que también conservo, además del Comandante, aparecen con los vanguardias, el General Raúl Castro entonces ministro de las FAR; el Comandante Sergio del Valle y los Capitanes José Abrahantes y Enio Leyva, ministro el primero y viceministros del MININT los dos últimos; Blas Roca, presidente de la Asamblea Nacional de Poder Popular y Vilma Espín, presidenta de la FMC, entre otros dirigentes.
    Finalmente, pasamos a las espaciosas y bellas áreas verdes del lugar donde se encontraba servida una gigantesca mesa bufet con abundante, variada y sabrosa comida, así como diversas bebidas. Mientras disfrutábamos de estos manjares la actividad fue amenizada por varias orquestas, entre ellas la Aragón y los Van Van y un grupo de cantantes, entre los que se encontraba la musicalísima Beatriz Márquez.
    Resumiendo, esta ha sido una de las noches más felices de mi vida, principalmente por haber compartido, aunque por breve tiempo, con el máximo líder de nuestra Revolución, nuestro invicto Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

    DATOS DEL AUTOR: José León Díaz, vecino de calle 4 Nº 3, entre Avenida Rafael Ferro y calle 1ª, reparto Victoria de Girón, Pinar del Río

  • Giraldo Mazola dijo:

    El primer encuentro de Guayasamín con Fidel ...Por Giraldo Mazola
    En la dirección del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, ICAP, a principios de la década del 60, se tramitaban con las oficinas del entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, Comandante Fidel Castro o directamente con la inolvidable Celia, las entrevistas que los numerosos visitantes extranjeros solicitaban sostener con Fidel o aquellas que la propia institución recomendaba.
    La joven Revolución cubana, pese a su reciente triunfo y no haber aún alcanzado sus fundamentales objetivos, concitaba en todo el mundo y particularmente entre los pueblos de América Latina, una admiración creciente y el más amplio respaldo popular.
    De ahí el interés de miles de personas de ver con propios ojos la obra iniciada en la mayor isla caribeña donde la dignidad del hombre retomaba su valor, se iniciaban profundas transformaciones sociales y se forjaban las bases de la real independencia y soberanía que fueron escamoteadas en Cuba y en todo el continente por los nuevos colonizadores después de la heroica gesta independentista del pasado siglo que nos liberó del yugo español.
    Venir a Cuba en aquella época, - como sucede hoy todavía, - constituía un gesto de amistad y solidaridad y un reto al imperio que pretendía estigmatizarnos y liquidarnos desde entonces y más aún después que se proclamara el carácter socialista de la Revolución Cubana en 1961.
    Por ello, a pesar de las enormes responsabilidades y del intenso y complejo trabajo que tenían los bisoños líderes de la Revolución, dedicaban horas que escamoteaban al descanso para conversar con esos visitantes a quienes agradecíamos su audacia y apoyo y con quienes forjábamos lazos de amistad más perdurables.
    Uno de aquellos visitantes resultó ser el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín; cuando se trasmitió su deseo de pintar a Fidel junto con la recomendación del ICAP de que se aceptara, la noticia provocó interés por ser algo poco común y además por suponer que requeriría algunas horas para realizar su obra.
    Guayasamín ya era en aquella época un pintor reconocido y famoso; había pintado los magníficos murales de la Universidad de Quito y del Palacio de Gobierno sobre el descubrimiento del Amazonas, ganado en 1956 el Gran Premio de la II Bienal de Pintura de Barcelona y ese mismo año, 1961, conquistó el Primer Premio de Pintura en la Bienal de Sao Paolo y había expuesto sus obras en E. Unidos, México y Chile.
    Su conducta vertical y comprometida con las causas justas le hacía merecedor de prestigio y respeto en su país. Quería pintar al jefe victorioso de una genuina revolución latinoamericana como testimonio de su solidaridad.
    La propuesta vino a través del Encargado de Negocios de Cuba en Ecuador, Pedro Martínez Pírez, hoy dedicado al periodismo y quien ha sido siempre un admirador del pintor.
    La propia Celia se tomó interés, hizo varias preguntas y es de suponer que haya usado su peculiar dulzura persuasoria para convencer al Comandante que aceptara dedicar cierto tiempo posando para un pintor; fue necesario el auxilio de Guayasamín para responder algunos detalles sobre el tiempo aproximado que duraría, si pudiese hacerse en una sola sesión, realizarse de noche, etc., pues nunca se había preparado en el ICAP una faena de ese tipo.
    Eran tiempos complicados y difíciles; en la madrugada del día siguiente, pocas horas después de terminarse aquel retrato, una lancha de la Marina de Guerra comandada por Andrés González Lines desapareció con sus 17 tripulantes, como consecuencia, sin dudas, de un ataque enemigo.
    La victoria obtenida el mes anterior en los combates en Playa Larga y Playa Girón, donde en menos de 72 horas se infligió la primera derrota militar al imperialismo norteamericano en América, no implicaba que cesaran las agresiones contra Cuba ni las maquinaciones para asesinar a nuestros dirigentes.
    La hostilidad y las amenazas contra la isla continuaban y como la vida ha demostrado después con creces, han persistido y persisten hasta nuestros días.
    En ese complejo contexto, donde la preocupación por un ataque directo de las propias Fuerzas Armadas norteamericanas no podía descartarse, y en medio de un esfuerzo por concluir la zafra de ese año afectada por la movilización popular para derrotar la agresión de la Bahía de Cochinos y por la presencia aún de bandas armadas en el Escambray y estando en pleno apogeo la obra inmortal de la alfabetización, - que no se detuvo ni en los propios días del artero ataque de Abril-, es que se produce el encuentro del líder de la revolución cubana y un simpático ecuatoriano pincel en ristre.
    Se decidió hacerlo en la terraza interior del ICAP, rodeada de hermosos jardines y efectivamente fue allí el sábado 6 de Mayo de 1961 bien entrada la noche.
    La mansión señorial escogida por Celia para la sede central de esa institución no pudo ser más apropiada no sólo por su ubicación y por las características del inmueble sino por el simbolismo que entrañaba establecer el centro promotor de la solidaridad y la amistad en el palacete de una de las más rancias familias de la oligarquía nacional, los Falla Suero, que nunca fueron afines a tales principios.
    El edificio situado en la calle 17 del Vedado fue construido a principios de siglo, cuando aún la pequeña burguesía criolla no había invadido ese entonces aristocrático barrio, provocando que se desplazaran las familias más acaudaladas a Miramar primero y a los más exclusivos barrios de Atabey y Siboney después, donde les sorprendió el triunfo de la Revolución emigrando a Miami en espera inútil, que aún aguardan sus descendientes, de la invasión norteamericana que les devolvería sus propiedades y lujosas viviendas.
    Por eso la mayoría de esos locales quedaron casi intactos con su mobiliario, lencería, vajillas y cuadros al cuidado de algunos de sus sirvientes.
    Hubo familias más desconfiadas que ocultaron en falsas paredes sus objetos más preciados, sus joyas y su dinero, más preocupadas por la influencia de las justas ideas de los revolucionarios en su servidumbre que porque pensaran que la Revolución se podría sostener mucho tiempo, pues estaban convencidos que era imposible desafiar el omnipresente poderío de los Estados Unidos y menos aún subsistir en un país como Cuba sin su tutela.
    Acompañado de varios amigos ecuatorianos Guayasamín entró al anochecer en la casona del ICAP por entre los mastines de bronce acostados en inmóvil vigilia y las dos palmas reales que han desafiado durante décadas ciclones y rayos. Pasó por el vestíbulo de mármol hacia la terraza interna que da al jardín con sus paredes decoradas y su excelente mobiliario que la hacían un lugar ideal para el descanso.
    Lo esperaban en la puerta de rejas torneadas hasta el techo y de inmediato examinó el lugar para buscar el mejor sitio donde ubicar su caballete y sus pinceles y donde sentar al Comandante. Hubo que modificar las luces adicionales que se habían instalado y volverlas a reubicar cuando la noche se hizo más cerrada.
    Conociendo por los preparativos la inminente visita de Fidel, muchos trabajadores del ICAP permanecieron hasta tarde en el local esperando verlo de cerca.
    Fidel entró y con largos pasos cruzó en un instante el vestíbulo saludando sonriente a los que estaban allí y pasó a la terraza donde lo aguardaba impaciente el artista.
    Después de los saludos le hizo con curiosidad y respeto un torrente de preguntas sobre pintura, la calidad del lienzo, donde se producían, los tipos de pinceles, las características de la pintura que empleaba, el tiempo que requería para pintar o si se hacía boceto previamente, cuestiones a las que Guayasamín, con su acento peculiar, respondió amablemente así como a otras que también le formuló, en idéntico ritmo, sobre Ecuador que abarcaron la geografía del país, su flora, fauna, historia, la situación política actual y la vida de los artistas allí.
    Guayasamín, emocionado, explicó su deseo de manifestar su simpatía por Cuba viniendo en esos momentos para hacerle un retrato. Fidel indagó qué debía hacer, prendió un tabaco y ocupó el sitio que le indicó el pintor quien empezó su trabajo mientras seguía respondiendo otras preguntas o escuchaba las explicaciones de Fidel sobre las características de la lucha revolucionaria contra la tiranía y las más apremiantes tareas actuales.
    En ocasiones Guayasamín se concentraba en la conversación y bajaba el pincel y Fidel le decía, en broma, que así no terminaría ni en varios días. En otras ocasiones el pintor le pedía que mantuviera la posición del rostro e iba a su lado a precisar el ángulo que necesitaba.
    Transcurrieron varias horas, que parecieron menos por el interesante diálogo, hasta que se concluyó el retrato. Pero al final, el esfuerzo por pintar deprisa a una figura cuya vitalidad parecía imposible retener inmóvil tanto tiempo, mereció los elogios del propio Fidel y la admiración de los presentes.
    Guayasamín anunció a Fidel que deseaba obsequiarle la obra y convinieron que la pintura se entregaría al día siguiente en la Embajada de Ecuador. El pintor dijo que había logrado plasmar en el lienzo el ímpetu guerrillero e insurgente de Fidel en plena juventud.
    Hay que añadir que aquel dibujo de rasgos fuertes y precisos, hecho de noche bajo un torbellino de preguntas y explicaciones de ambas partes, contribuyó a un mejor conocimiento de los dos pueblos y dio inicio a una amistad profunda y solidaria que ha perdurado por décadas y que puede erigirse como testimonio de los vínculos y sueños latinoamericanos.
    Han transcurrido algunos años y tanto en Cuba como en Ecuador Fidel y Guayasamín han tenido múltiples encuentros; el primero y único en el propio Ecuador ocurrió en 1988 cuando el Comandante asistió por primera vez a una transmisión de mando de un Presidente de América Latina invitado por el Presidente electo Rodrigo Borjas y se convirtió, sin proponérselo, en el polo de atracción de aquellos días.
    Singularmente aquella ocasión estuvo marcada, - y de que manera,- por la obra del gran pintor. Meses antes había terminado su impresionante y polémico mural en el Palacio Legislativo, local donde precisamente tendría lugar la ceremonia de toma de posesión del nuevo Presidente. Entre los elementos negativos reflejados en el mural hay una figura de rostro cadavérico, con un casco similar al usado por las tropas nazis y un letrero que dice: "C.I.A."
    La histérica reacción del Embajador norteamericano exigiendo que se removiera esa propaganda no solicitada no surtió efecto a pesar de que, con la prepotencia acostumbrada, amenazara con sabotear la ceremonia pues si la obra permanecía así no vendría ninguna delegación de su país. El mural quedó intacto y se cuenta que el Secretario de Estado de Estados Unidos, cuando llegó al hemiciclo, buscaba con la mirada, con la mayor discreción imperial posible, la figura que denunciaba la más tenebrosa organización del crimen organizado y del terrorismo en el planeta.
    También se cuenta que el Presidente cubano se recreó admirando el mural y disfrutó del embarazo del representante yanqui que no podía sustraerse de mirar de reojo en el mural aquellas verdades que el valiente pincel de Guayasamín reflejó para la eternidad.
    Después de aquel primer contacto en 1961, de aquel primer retrato, mucho se han acercado e identificado Ecuador y Cuba. En la parte vieja de la ciudad de La Habana existe hace años la Casa Guayasamín como testimonio de solidaridad activa y del nexo vivo entre los dos pueblos que se inició el siglo pasado con la amistad de Martí con el patriota liberal y masón Eloy Alfaro, quien llegó al poder después de 30 años de lucha y que se reedita con la amistad forjada entre Guayasamín y Fidel.
    Guayasamín ha pintado a Fidel tres ocasiones más, algo excepcional pues no consta en la prensa que otro artista lo haya hecho.

  • Giraldo Mazola dijo:

    El queso que boté al Comandante....Por Giraldo Mazola

    A principios de la década del 60 mi cultura sobre quesos era muy limitada y lo confieso sin pena. Conocía el queso crema, el blanco fresco y el llamado entonces “patagrás” de color amarillo. En mi casa se habituaba a consumirlos como en muchos otros hogares cubanos para combinarlos con cascos de toronja o guayaba o mermeladas o con una lasca de barra de guayaba. Un verdadero sacrilegio para los hábitos europeos.

    Conocí después la famosa frase del presidente francés Charles De Gaulle sobre lo difícil que resultaba gobernar un país que tuviera más de doscientas variedades de quesos, expresión que aunque en efecto aludía a una histórica pluralidad de su producción pretendía justificar las complejidades de un gobierno que trataba de aherrojar a sangre y fuego su bamboleante imperio colonial a la vez que pretendía presentarse como continuador de los principios de libertad, igualdad y fraternidad enarbolados antes por la Revolución Francesa.

    También disfruté posteriormente las delicias de una tabla de quesos al final de una cena pero entonces esto no era parte de mi cultura general ni culinaria.

    Alrededor del año 1964 vino a Cuba Edgar Woog, Primer Secretario del Partido Comunista Suizo. Recuerdo que era un hombre bajito, regordete, de bigote fino y lentes al aire, que viajó acompañado de su esposa. Por su apariencia parecía más un boticario o relojero que un líder proletario. Era una persona modesta, culta y muy agradable que hablaba como buen suizo varios idiomas.

    Tuvo un extenso encuentro con Fidel en el que abordaron diversos problemas del acontecer político internacional y se le explicaron los retos y sueños que enfrentábamos.

    Hubo, no podía faltar entre esos interlocutores, una también prolongada conversación sobre quesos en la que Fidel, que sí tenía una amplia cultura sobre el tema, se extendió hablando de los planes que teníamos al respecto. No estoy seguro si fue a partir de ese encuentro que surgió la idea de enviar decenas de compañeros nuestros a formarse en las fábricas de queso Grullere y Camamberre en Suiza o con este encuentro el Comandante consiguió consolidar lo que antes hubiera iniciado.

    Lo que sí recuerdo fue que Woog quedó fascinado de esa entrevista y se comprometió con apoyar ese propósito que décadas después cuenta con una vasta producción nacional de esas y otras variedades.

    Le prometió en esa conversación enviarle un tipo particular de queso poco conocido del que hablaron bastante. Woog cumplió su palabra y a las pocas semanas me entregaron en mi oficina dos potes plásticos de color verde que jamás olvidaré.

    Me sentí halagado por la rápida reacción de nuestro amigo y ahí comenzó una serie de sucesivos errores que no debí cometer. No sé por qué abrí uno de esos potes en vez de remitirlos a la calle Once donde vivía Celia, como hice con otros objetos o cartas para él. No contenía a mi modo de ver las cosas algo que yo identificara con un queso dentro.

    Era de color como verdoso, no era sólido completamente y el olor a mi olfato no era agradable. Mi incultura me liquidó. Pensé que en el viaje se había echado a perder y no debía enviarle al Comandante algo descompuesto que le disgustaría. Raudo dicté y firmé una carta a Woog y también un telegrama pues en aquella época no existía el socorrido correo electrónico y las comunicaciones telefónicas desde Cuba eran difíciles.

    Le agradecía su envío explicándole que lamentablemente se echó a perder quizá por el calor excesivo de esos días y le solicitaba que lo reenviara y en ese caso lo mandara en manos de otro suizo que él me propuso invitar y estaba por arribar. Así tendría casi de inmediato y en buen estado lo que le ofreció al Comandante. Me respondió el telegrama enseguida anunciando el próximo envío y aclarando algo en francés, que tuve que buscar ayuda para entender, indicándome que era muy delicado y se debía conservar a una temperatura dada.

    Mi segundo error fue explicarle esto al Comandante en un acto en el Karl Marx dos días después. Estábamos detrás de las cortinas poco antes de que se iniciara un acto. Me le acerqué con la intención de que supiera que el amigo suizo Woog había cumplido con rapidez su promesa y le mandó el queso que lamentablemente llegó descompuesto pero que la semana próxima reenviaría otro con un propio. Fidel se puso serio y me preguntó “dónde estaba su queso” Le insistí en que no servía, que no olía bien y al fin confesé que lo había botado.

    Fue un momento muy difícil para mí. Dio pasos para allá y para acá repitiendo que como le había botado su queso, que era un inculto y no sabía nada de quesos y preguntándome al final dónde lo había botado. No tenía una idea precisa donde se botaba la basura de mi oficina y le dije apesadumbrado y como con un edificio de tres plantas en la cabeza eso y que suponía que sería en los contenedores de la calle I colindantes al ICAP. Gamonal, el jefe de su escolta estaba cerca y dijo algo de buscarlos, cuestión que no sé si hizo y el Comandante se fue evidentemente molesto.

    Cuando llegó el viajero pocos días después tenía un ayudante en el aeropuerto esperándolo para que me trajera de inmediato el paquete y lo envié enseguida a la oficina de Celia en la calle once.

    Después de aquel incidente tuve la oportunidad de participar en múltiples entrevistas con el Comandante ya fuera estando en el ICAP, en el Partido en Camaguey, cuando visitó Argelia en cinco ocasiones mientras fui embajador allí o después en mi responsabilidad de Vice Ministro de Relaciones Exteriores y nunca más se habló de ese tema.

    En el año 1987 realicé un viaje a Australia y Nueva Zelanda con el propósito de discutir con sus respectivos gobiernos el establecimiento de relaciones diplomáticas. El resultado fue positivo y poco después se realizaron las negociaciones en ONU y se formalizaron las mismas.

    En Nueva Zelanda programé una estancia de dos días pero en la mañana del primero sostuve todas las conversaciones sobre el objetivo de mi visita y los amigos de la solidaridad me organizaron un recorrido por las afueras de la capital.

    Viendo los pastos y las variedades de ganado me recordé de André Voisán y de los planes de Fidel para desarrollar nuestra ganadería a partir de sus tesis y recolecté folletos y fotos de su intenso desarrollo que los hacen ser uno de los mayores exportadores de leche en polvo del mundo.

    También me acordé del incidente de los quesos cuando visité una enorme e impresionante tienda dedicada a vender más de las doscientas variedades de queso que mencionara el mandatario galo.
    Como era la primera delegación cubana que visitaba ese país pensé que Fidel no debía haber visto tal diversa producción y posiblemente no hubiera probado sus excelentes quesos.

    Como en esa ocasión había realizado un extenso periplo de trabajo que comenzando en Angola continuó a la URSS, Japón y estos tres países donde me cubrieron los gastos de estancia y comida, decidí dedicar casi doscientos cincuenta dólares de mi dieta personal y comprarle quesos.

    Me asesoré con el amigo que me acompañaba y un diligente empleado y adquirí, sin desde luego mencionar el destino, una variedad de quesos enorme.

    Desde Japón envié un mensaje codificado a Chomi explicándole lo que llevaba y en el vuelo que arribaba a Cuba y al llegar al aeropuerto de La Habana dos compañeros de la escolta recogieron el paquete.

    Al día siguiente iniciaba su última visita como Jefe de Estado Julius Nyerere. Participé en el recibimiento y las conversaciones oficiales y en un momento Chomi me abordó para decirme que el Comandante le pidió que me agradeciera en su nombre por los quesos que le mandé y que ya los estaba probando y eran en efecto excelentes. Me sentí halagado y continué en la atención a la delegación tanzana.

    El Comandante había invitado a Nyerere y un grupo de sus colaboradores a almorzar en Palacio y fui designado para participar por la parte cubana. Iba entrando al comedor después de la extensa sesión de conversaciones cuando precisamente Fidel venía en sentido contrario. Cuando me vio se desvió y se me acercó. Me saludó con afecto y me preguntó si Chomi me había transmitido su agradecimiento por los quesos. Le respondí que sí y ahí me puso una mano en el hombro y bajito, casi al oído, con mirada picaresca me dijo:”Ya casi se me olvidó el queso que me botaste”
    Dio media vuelta y se fue.

    Yo me quedé sorprendido por su increíble memoria capaz de recordar ese incidente casi 24 años después. Pensé que tendría que ir a otro lugar a conseguir otros quesos para que al fin olvidara aquello y me alegró en el fondo que aunque señalara que aún no lo había olvidado totalmente ello indicaba su forma generosa de valorar los errores e imperfecciones de los jóvenes que lo acompañamos en las primeras etapas.

  • Giraldo Mazola dijo:

    Una boda de milicianos en el Escambray Por Giraldo Mazola

    Esto ocurrió a mediados o finales de 1960 cuando comenzaba a organizar el ICAP.

    Un dirigente pakistaní vino a Cuba portador de un mensaje escrito de solidaridad de varias organizaciones de su país dirigido al Primer Ministro Fidel Castro. Lo traía en un hermoso portafolio de la excelente artesanía pastú.

    El Comandante en Jefe no se encontraba en la capital. Lo recibí en los salones del ICAP que empezaba a estrenar, con el compromiso de hacerlo llegar a su destinatario. Se lo envié a Celia que me indicó le preparara un proyecto de respuesta.

    Conseguí un portafolio de cuero labrado muy bonito también y redacté la respuesta.

    El amigo pakistaní regresaba a su país un domingo. El sábado localicé a Celia pues era necesario que Fidel lo firmara.

    Celia me dijo que estaba de recorrido por la ciénaga de Zapata revisando las carreteras que se construían en esa zona tan aislada y tan importante para derrotar después la invasión mercenaria que desembarcó por Playa Larga.

    Decidí salir para la ciénaga muy temprano el domingo en la mañana. Invité a mi compañera Norma Porras, heroica combatiente de la clandestinidad y viuda de Machaco Ameijeiras, quien llevó con ella a Machaquito de apenas un año entonces y me acompañaban también mi novia Tití y su hermana.

    El Buick Roadmaster del 58 que tenía me lo había dado Emilio Aragonés para que no tuviera que utilizar ninguno de los cerca de doscientos Cadillacs destinados por Fidel para atender a las delegaciones extranjeras.

    Fui casi volando, como solía manejar entonces, por la carretera central. Me adentré hacia la ciénaga por el central Australia e iba preguntando a los milicianos que veía "por donde estaba el Comandante" como lo más natural del mundo. Me lo decían y en medio de un terraplén veo a lo lejos la polvareda que va dejando un grupo de carros. Me acerco haciendo señas con las luces y la caravana se detiene a un costado y yo al otro. Aunque no me consta imagino que Celia debió advertir de mi premura y de mi salida hacia esa zona.

    Nos bajamos del auto estirándonos todos y de los autos del jefe se bajaron varios escoltas como un relámpago y Gamonal y el Comandante. Crucé el terraplén con mi flamante portafolio y el documento, saludé a Fidel y a Gamonal y apresuradamente le expliqué la urgencia de la respuesta.

    Fidel tomó el portafolio sin prestarle mucha atención, lo abrió, empezó a buscarse una pluma en los bolsillos de la chaqueta y con rapidez le entregué la que traía.

    Era un documento de una sola cuartilla que leyó de un tirón. Le quitó el casquillo y cuando esperaba que lo firmara comenzó tachar y a escribir enmiendas.

    Me pareció que todo el esfuerzo por llevarle tan lejos lo que consideraba que era una respuesta impecable, se perdía inexorablemente.

    Pensé que no podría volver a La Habana a buscar una secretaria, mecanografiarlo, traerlo de nuevo y poder entregárselo al visitante que partía esa noche y no pude contenerme. "Comandante, no voy a poder arreglarlo……." Mientras seguía su trabajo meticuloso de enmiendas que prácticamente solo respetó la fecha y su firma, sin levantar la vista del papel, tachando y escribiendo sobre mi supuestamente perfecta respuesta, me dijo, "Me voy ahora para 11, me lo llevas allá después."

    Aunque recobré el aliento con su respuesta ya estaba calculando el tiempo de volver corriendo, desestimando mi idea inicial de almorzar con mi novia y mis acompañantes en el camino.

    Cuando me entregó el portafolio, se guardó mi pluma en su bolsillo, miró hacia mi carro y me preguntó quienes eran esas muchachas bonitas que venían conmigo.

    Le dije: "la rubia del pelo suelto es mi novia, la de su lado es su hermana y la del niño es mi compañera Norma, la viuda de Machaco y él es el hijo de ambos. A pesar de que le dieron un balazo en el vientre no le afectó la criatura y es un diablo ese fiñe."

    Cruzó acompañado de Gamonal y de otros compañeros de la escolta, le dio un beso a Norma y cargó a Machaquito. Lo rodeamos todos. Comenzó a decirle a Norma como siguió las informaciones de aquel valiente enfrentamiento, en que pelearon en condiciones de total inferioridad, sin rendirse, hasta la última bala, a la vez que relataba el impacto de aquel sacrificio e iba describiendo pausadamente, el momento en que se encontraban entonces las fuerzas revolucionarias en todos los frentes y la derrota ya inminente de la tiranía.

    Recordó que había indicado que Machaco debía salir de la ciudad a las montañas y que lamentablemente lo perdimos justo casi en la víspera de la victoria.

    Todos estábamos inmersos en sus reflexiones pausadas. A Norma le resbalaban lágrimas silenciosas por el rostro. Fue un momento muy emotivo que me hizo a mi olvidar mi premura. El único que no seguía aquel emocionante recuento era Machaquito. Tenía ante sus ojos la exuberante barba de Fidel y prendido a ella con las dos manos y tiraba con fuerza. Mientras Fidel hablaba no nos dábamos cuenta que el Comandante, le tomaba una manito y la separaba de su barba con cuidado pero el fiñe volvía a la carga con renovado ímpetu. Me percato y me uno al complejo trabajo de separar al niño de algo que lo atrae y no quiere soltar y hasta tengo que pedirle ayuda a la madre extasiada. Norma al fin reacciona y recupera a su hijo liberando al Comandante de los tirones que soportó con suma paciencia.

    Entonces Fidel saluda a las dos compañeras y es cuando la hermana de Tití le dice con la confianza que habitualmente la gente sencilla trataba a Fidel: "Fidel, tengo que pedirle algo"

    Yo la crucé con una mirada fulminante pretendiendo silenciarla pero no me hizo caso y Fidel la estimuló preguntándole que quería.

    Con mucha coquetería le dijo: "Por culpa suya yo no me he podido casar. Hemos planificado dos veces la boda pero en cada ocasión a mi novio lo movilizan. Yo quería pedirle que le dieran un pase para casarnos."

    Fidel se rió y empezó a preguntarle detalles de las movilizaciones, donde trabajaba su novio, qué hacía, que hacía ella, en fin un interrogatorio sucesivo y consistente que le permitió conocer o profundizar sobre ese tipo de problemas que seguramente conocía.
    Ubicado en la procedencia obrera del novio, de su presencia en los anillos de milicianos en el Escambray y de los conflictos personales que acarreaba el enfrentamiento popular al bandidismo que gestaban los Estados Unidos, se viró para mí y me indicó:
    "Llama al capitán Acevedo de mi parte y dile que le de un pase al compañero para que pueda casarse." Ella se le abalanzó, le dio un beso y daba saltitos de alegría.
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    Un cerco de cuarenta mil obreros básicamente de La Habana rodeaba como un anillo de acero la Sierra del Escambray donde se concibió por el gobierno de Estados Unidos afincar el asentamiento de varios miles de bandidos que constituyeran una base de apoyo a sus planes de invasión en marcha.

    Aprovecharon como sustentación las extensas áreas que la primera reforma agraria permitió a la burguesía rural cubana en un intento de sumarla a la causa por la defensa de la independencia y la soberanía nacional.

    La primera ley de reforma agraria cubana dictada en la Sierra Maestra el 17 de mayo de 1959, en evidente y público reconocimiento a la lucha del campesinado simbolizado en Niceto Pérez, fue rechazada con fuerza por los grandes propietarios latifundistas, que eran, no podía ser de otra forma en nuestra seudo república, en su mayoría latifundios norteamericanos.

    Fue la primera y única reforma agraria incruenta en la historia de los procesos agrarios precedentes porque fue concebida acorde con nuestra situación histórica y económica.

    Otorgamos la propiedad a casi 200 mil campesinos que laboraban la tierra sin pretender imponerles una inmediata cooperativización que no podían entender ni el gobierno entonces estar en capacidad de propiciarla. Se hicieron granjas estatales de los latifundios ganaderos y cañeros como la más elevada forma de propiedad colectiva y se permitieron extensiones grandes que ocupaban propietarios cubanos.

    En muchos países llamados entonces socialistas de Europa se juzgó nuestra ley a partir de las cifras de la extensión de la propiedad permitida sin analizar el contexto en que se llevó a cabo y por ende fue calificada por algunos miopes como "democrático burguesa."

    No podían entender a la distancia que la ley satisfacía los sueños e intereses por una parte de los que trabajaban un pedazo de tierra sin poseerla, sometidos a constantes desalojos ni que las grandes masas de obreros agrícolas que cortaban caña o trabajaban la ganadería no aspiraban a un pedazo de tierra al que no estaban apegados sino que con un pensamiento más cercano a los obreros industriales que a los campesinos querían trabajo todo el año, atención médica, educación y vivienda para ellos y sus familias.

    Tampoco entendían que el intento de sumar a ese sector de propietarios agrícolas acaudalados a una causa patriótica era lógico en un país donde la burguesía agraria radical inició las guerras de independencia.

    Pero bien, como clase eso no funcionó y en la sierra del Escambray muchos convirtieron sus propiedades en santuarios de los bandidos que lanzaban en paracaídas aviones norteamericanos.

    La Revolución movilizó sus trabajadores convertidos en milicianos para liquidar ese foco reaccionario que se nutrió de la escoria y de los militares más inescrupulosos de la tiranía.

    Duró más de cinco años liquidar el último reducto de esos bandidos pero antes se produjo la necesaria radicalización del proceso agrario que redujo a cinco hectáreas, en el momento que el gobierno cubano estimó oportuno, el límite de la propiedad.

    Los milicianos que se movilizaron en los cercos del Escambray fueron convocados sobre estricta voluntariedad y los jefes fueron en la primera etapa, -pues luego de su seno surgieron nuevos jefes-, los bisoños combatientes del Ejército Rebelde y de los combatientes del llano.
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    Nos despedimos y regresamos. Todos hablaban en el auto a la vez de esta vivencia inolvidable. Mi "cuñada" estaba excitada, me apretaba y besaba de alegría, preguntándome en medio de la carretera cuando llamaría a Acevedo. Machaquito orquestaba un berrinche atronador, apremiado por cuestiones menos sentimentales. Norma me insistía en buscar donde encontrar algún lugar para buscarle algo de tomar y comer al niño, mientras evocaba frases dichas por Fidel, yo iba calculando lo que tendría que correr para arreglar aquella carta, llevarla a la calle 11 y luego al aeropuerto y Tití, siempre pausada, me miraba con sus ojazos verdes, como compadeciéndose en silencio de lo que tenía que hacer y de la lotería que me había sacado con su hermana.

    Felizmente en el día se resolvió lo más apremiante.

    Un refresco fue suficiente para calmar a Machaquito que no se comió el bocadito que le compramos. Repartí a todos menos a Tití que siguió conmigo, encontré a mi secretaria, arreglé el documento, lo llevé personalmente a 11, allí estaba ya Fidel, me lo firmó y despedí al paquistaní sin contarle la odisea de la respuesta.

    El lunes comencé a tratar de localizar a Acevedo. Demoré varios días pues no estaba en Manicaragua sino en medio de las operaciones contra los bandidos en el sector que dirigía.

    No conocía a Rogelio personalmente entonces aunque sabía de su heroica historia como integrante de la columna invasora que dirigió el Che. Fue años después que tuve el honor de trabajar con él en el Comité Provincial del Partido en Camaguey.

    Cuando lo llamé le dije que tenía una encomienda del Comandante para él. Le explico quien soy, que es el ICAP, como ocurrió la solicitud de mi "cuñada", etc.

    Su primera reacción fue decirme que eso no iba a ser posible pues tenía muchos milicianos en esas mismas circunstancias. Pienso que debió estimar de esa primera conversación que era una locura de alguien que se apartaba de los objetivos esenciales de su misión allá. Recuerdo que en algún momento le dije que me limitaba a trasladarle ese recado, incluso mi disgusto porque la joven aprovechara aquella coyuntura para plantear eso. Acevedo me preguntó el nombre del miliciano y el pelotón al que pertenecía y me dijo que me llamaría después y eso hizo.

    Debe, supongo haber meditado, quizá haber intercambiado ideas con sus jefes subalternos, pues para él una idea de Fidel, siempre han sido órdenes para cumplir, el hecho es que cuando me llamó me sorprendió.

    Me pedía que convocara a la novia vestida de miliciana para una fecha próxima en el Escambray y organizó allí una boda colectiva de unas dos decenas de milicianos.

    Fui con mi novia y su hermana pues Norma no pudo asistir. En la montaña había organizado la boda. Un lindo espectáculo de amor y convicciones revolucionarias.
    Un grupo de milicianos impecables con guantes blancos, que no sé de dónde sacó, formaban dos filas y con fusiles checos R-10 con bayonetas caladas hacían con los rifles un arco por debajo del cual pasaban marcialmente las parejas hasta una mesa donde un notario o juez, también vestido de miliciano, los casaba. Unas cervezas para festejar y a cada pareja le habían resuelto un par de días en los hotelitos cercanos y dos o tres días de pase.
    Así se cumplió aquella original orden de Fidel.

  • Lucia Montalvo León dijo:

    Mi nombre es Lupe Montalvo León. Soy profesora jubilada y reincorporada, trabajo en la Escuela Provincial del Partido "Capitán Orlando (Olo) Pantoja" de La Habana. Conocí al Comandante en la inauguración de una exposición hace más de 20 años, sólo cruce con él breves palabras jocosas. Bastó para llegar a mis fibras más sensibles. Hace tres años sentí que se me rompía el pecho e inconteniblemente brotaron estos versos en prosa o prosa versada: no soy poeta, soy una cubana con corazón fidelista.

    Guerrero incansable más allá del tiempo y del espacio.
    Saliste en la aurora simbólica de un día a conquistar la dignidad.
    El Granma fue tu brioso potro.
    Desafiando la racionalidad del tiempo
    Saliste en la aurora simbólica de un día similar a conquistar la inmortalidad
    La urna de cedro es tu estirpe
    Guerrero incansable: Tu cabalgas hoy más allá del tiempo y del espacio

  • Enrique15 dijo:

    La vez que más cerca tuve a Fidel fue durante al terminar una jornada atlética del Memorial Barrientos en el Pedro Marrero. Fue en 1983, en mayo, el día que Luis Mariano Delis tiró su aún récord nacional del disco de 71,06 metros. Fidel, amante del deporte como era, había asistido a la competencia. Al salir, los autos del Comandante lo esperaban muy cerca de donde estábamos mi amigo Amado y yo. Pasó a muy pocos metros, se detuvo y saludó al gran grupo de aficionados que habíamos retrasado nuestra partida para verlo. Tuve poca suerte para ver de cerca al Comandante, mientras estuve en un Contingente agrícola entre los años 90 y 92, siempre pensé que algún día visitaría el campamento y podría conversar con él. Y así mismo fue, se apareció un sábado por la tarde y compartió un rato con los trabajadores... pero yo estaba de pasé. En otra ocasión estábamos sacando chopos de plátano en áreas de la Finca La Serafina para sembralos en las tierras del contingente. Cuando llenamos una carreta, el jefe de Brigada me envió junto con dos compañeros a descargarla en nuestra finca. Demoramos unos 40 minutos en ir, descargar y regresar. Al llegar, nuestros compañeros, muy agitados, contentos y hasta burlándose de nosotros nos contaron que Fidel se había aparecido de pronto en el Campamento La Serafina, que estaba cruzando la carretera y ellos corrieron hacia allí. Pudieron conversar bastante con él, le explicaron que perteneciamos al único Contingente Agrícola que tenía Provincia Habana (Coronel Mambí Juan Delgado, en la finca Gia 2, Batabano) y se interesó como siempre con muchas preguntas sobre el trabajo, cuántas caballerías de plátano pensábamos sembrar, qué otros cultivos y esas cosas. Yo oía los cuentos y me alegraba por ellos pero a la vez lamentaba profundamente mi mala suerte por haber perdido dos oportunidades de oro de conocer personalmente a nuestro querido Comandante en Jefe

  • Leonar2 dijo:

    Tuve varias experiencias de encuentros con Fidel, por varias horas muchos de ellos en espacios cerrados y con muy pocas personas. Escuché anécdotas contadas por él que no he leído en ninguna de sus historias. De ellas la más llamativa fue en un momento inicial de la Revolución en un contexto determinado donde analizaban escenarios posibles para decidir el Ché le dice "Fidel garantiza que la Revolución sobreviva y luego la pintas del color que quieras..." En el contexto que él nos contó esta anécdota fue muy singular e interesante.

  • Eva dijo:

    No puedo contar en cuantas concentraciones y marchas estuve donde hablo Fidel.
    Desde el 59, aún era una niña veníamos desde Matanzas en camiones y guaguas a las concentraciones populares.
    Para mí fueron inolvidables , la velada solemne por la caída del Che en Bolivia, tenía yo 14 años y estudiaba el 9no grado en una escuela de becas, lloré mucho.\ Otra fue la despedida a los mártires de Barbados, nunca hubo tanto silencio en la Plaza, todo el pueblo estaba consternado. Por último el 1ero de mayo del 2000, nos habiamos movilizado desde la madrugada, los estudiantes de la Lenin y otras escuelas hacian el cordon de las primeras filas, con el cansancio tirados en el suelo, yo escuchaba atentamente a pesar del susurro, entonces comenzó a decir el concepto de REVOLUCION y el susurro se fue opacando y el pueblo que sabe escuchar se emocionaba en la medida en que completaba el concepto.
    Ese es el Fidel que recuerdo, haciendo emocionar y vibrar a los revolucionarios de Cuba y el Mundo. #FidelPorSiempre

  • Onilda Peña Guerrero dijo:

    Comandante Inolvidable. Mi mayor Orgullo.

    En visperas del 26 de julio de 1996, en que la Provincia Holguín fue sede por el magno evento. tuvimos el privilegio de contar con la presencia de Nuestro Comandante y aprovechando la ocasión, la Asamblea Provincial en nombre de Nuestro Pueblo acordó hacerle entrega del Hacha de Holguín. Para mi gran felicidad y orgullo fuí designada para portarla y se le hiciera la entrega, esto me permitió tenerlo muy cerquita de mí y él con su delicadeza característica me dió las gracias, Haber tenido esta oprtunidad consolidó mi compromiso para continuar la lucha sin limites por la Revolución, la Patria y el socialismo y hoy al no tenerlo fisicamente por su legado, hasta con la vida si fuese necesario. En mi poder guardo con esmero la foto de aquel momento que me fuera enviada posteriormente. FIDEL VIVE Y VIVIRA. PATRIA O MUERTE VENCEREMOS.

  • Manuel Betancourt Barbiel dijo:

    Atesoro tres valiosos recuerdos de haber estado cerca de nuestro Comandante en Jefe:
    1.-En el año 1965 siendo soldado de las FAR en La Gran Piedra, recibi la mision de hacer un servicio de guardia adicional en los accesos a una de las cabañas existentes en el lugar; de una forma muy decente le expresé mi desacuerdo al cabo jefe de mi pequeña unidad y me explicó que había sido escogido para esa tarea por ser un buen soldado. Era de noche muy tarde, tal vez de madrugada, y en el portal de la cabaña habian otras personas de guardia y dentro se veía la silueta de un hombre muy alto que daba paseítos de un sitio a otro como si le estuviera haciendo un dictado a otro; así pasó todo el tiempo que estuve allí. Al día siguiente le conté a mi jefe lo sucedido y me dijo que había tenido el honor de custodiar a Fidel y que las personas que estaban fuera de la cabaña era su escolta. Le pedi volver a la guardia,pero me dijo que ya no era necesario.
    2.-Estuve frente a él cuando dio a conocer la muerte del Che en 1967, siendo yo un cadete de lass FAR.
    3.-Encontrandome en el Regimiento Femenino de las "artilleras", durante un ejercicio "Bastión" llegó inesperadamente y comenzó a hacerles preguntas a las soldados sobre distintos sistemas del armamento; entre las preguntas que hizo en la primera posición estuvo el orden de colocación de las municiones, cuando llegó a la quinta posición notó una ontradicción con lo explicado antes y de inmediato lo hizo saber, tenía razón: la soldado le había explicado mal y él no lo había olvidado.

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