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Michel Mirabal no tiene medias tintas (+ Fotos y Video)

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Michel Mirabal, el pintor de las banderas cubanas. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Si todo sale según lo esperado, la historia de un cubano se contará próximamente en una serie de una importante compañía internacional. El protagonista del proyecto aun es joven y al principio se sorprendió mucho con la propuesta, pues “eso es cosa para gente con más currículum”.

Pero el objeto principal de la serie que, por ahora, se estima de nueve capítulos, quizás más o menos, tiene ―en sus propias palabras― una vida que “a veces a la gente le da gracia, aunque a mí no”. Esto último lo dice riendo, porque si algo él siempre hace, es reír.

Detrás de la risa hay un barrio, mucha música los domingos, un abuelo rodeado de niños, dos pasos por reformatorios, una mocha, amigos imaginarios, un campeón de lucha libre y unos cuadernos de dibujo bien guardados en la galería más importante de su vida.

Detrás del protagonista ―parece haber mucha gente en su vida para quienes lo es, aunque él rechazará esa palabra en cuanto la lea― hay mucha pintura y obras que han pasado por las manos y paredes de Aspen, el centro Rockefeller, el rey de Marruecos y el presidente de Egipto, Venecia y de personalidades como Gabriel García Márquez y Barack Obama.

Se llama Michel Mirabal y no son pocos quienes preguntan “¿quién es?” antes de ver su obra. Michel Mirabal, más conocido como el pintor de las banderas cubanas, más famoso fuera que dentro de Cuba.

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Detalle de una instalación en la Finca Calunga: estudio/ galería del artista Michel Mirabal. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

―¡Michel ven a comeeerrrr!

―¡Ya yo le di almuerzo aquiiií!

Oquendo 358 entre San José y San Rafael. Michel nació en Cayo Hueso, en un solar donde los domingos cada sábana lavada tenía una música distinta. Rodeado de una familia de artistas, su vida fue siempre una combinación entre la pintura, la rumba y un ambiente “donde había que jugarla”. De hecho, estudió bajo y la percusión la lleva en la sangre.

En un barrio de “gente irreverente”, con “todos los códigos de la marginalidad y de los marginados”, Michel aprendió lo que era tener un corazón de oro y compartir lo que ni uno mismo tenía.

Su abuelo, Carlos Martínez, “alma del barrio” y de su vida, le enseñó a estar siempre rodeado de niños. Su madre, Elvira, lo llevó desde pequeño a cursos de pintura. En uno de esos, en el Museo de Bellas Artes, se enamoró de lo que transmitían los colores de Antonia Eiriz, y ya no hubo marcha atrás. Michel tenía la sensación de que se tragaba todos los momentos fuertes por los que pasaba y el arte fue el arma para poder defenderse de sus diablos interiores.

Su madre fue la primera en decirle que él haría con esas manos todo lo que quisiese. “Pero claro ―se justifica un Michel que en realidad no es tan tímido―, qué madre no dice eso de un hijo”. Elvira no estaba tan errada y en su elogio de madre había pruebas sustanciales de una premonición. Desde que tenía uso de razón, Michel recuerda haber pintado, pero no “las típicas casitas con el perrito que pintan los niños”. Una vez dejó de hablar por seis meses, todo lo decía con dibujos que iba haciendo en un bloc de notas.

“Yo quería que la gente me entendiera a través de los dibujos. Yo dibujaba lo que sentía dentro”.

Vicente Feliú tiene hoy uno de esos primeros dibujos. Michel se lo regaló y a cambio el trovador cubano le dejó una granada que le tiraron en África y no explotó. El resto de los blocs los guarda su mamá, quien dice que solo cuando muera él los tendrá. “Michel es muy regado”.

Ella conserva hoy, además, cuatro de sus obras. Hubo un tiempo en que fueron cinco, pero en “un momento difícil” Michel vendió una. La casa de Elvira es hoy la galería más importante de su vida, a la que entras y te dicen: “gracias a mí él es el pintor ese”.

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Michel Mirabal en su estudio/ galería. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Cuando Michel supo que esto es lo que quería hacer, ―aunque, si somos justos, siempre lo supo― estaba pintando telones en el Ballet Nacional de Cuba. Siempre supo que hacer con sus manos le daba paz y que tenía talento. La frase “el arte me salvó” no es tan cliché para él, pero desde entonces comenzó a decirle a sus amigos:

“Señores, yo voy a ser un artista, y la gente me va a conocer, voy a ser famoso. Y la gente me decía ´Ayyy, ¡locooo!´. Y yo: ´Está bien…´”.

Antes de eso hubo una escuela de deportes donde practicaba judo, básquet y lucha libre. Michel es un hombre artista y también “campeón nacional de lucha libre en tres ocasiones”. Y si alguien se hubiera guiado por esos datos podría haber vaticinado un futuro fructífero en ese mundo, pero el deporte y el arte perdieron y ganaron el mismo día. O quizás no, y el cambio hubiera ocurrido de igual modo; a fin de cuentas, Michel jamás dejó de pintar y leer estando incluso en la escuela de deporte. “El intelectual”, le decían. Sus amigos le pedían que les diera charlas y se reunían alrededor de él a escuchar sobre Leonardo Padura, Isabel Allende o García Márquez.

Pero un día tuvo un problema con un profesor. “Discutimos y nos fuimos a las manos”. Lo botaron de ahí.

Michel pasó por dos reformatorios. Seis y tres meses. Primero entre los 15 y los 16 años; luego, con 19. “Eran momentos en que yo andaba con armas blancas, y en malos pasos con amigos míos del barrio, íbamos a los bailables de la Tropical... no son cosas agradables a contar, pero pasaron. Y me vi envuelto en broncas, fueron tiempos de los que no me gusta hablar, pero fueron duros, sobre todo para mi familia”.

Desde los 12 y hasta los 19 Michel vendía tabaco, “bueno, vendía muchas cosas, jineteaba, estaba en el jineteo”. Le decían “el menor del Vedado”. Los que andaban con él “en la lucha” tenían más de 20 años.

Sus padres viajaban mucho, su abuelo había fallecido y su abuelita no podía con él. “Era el barrio el que me llevaba”. De esa primera institución de menores donde estuvo, cuenta que para él fue “peor que una cárcel” y que allí pensó muchísimo en su vida y en cómo la iba llevando. “Fue un momento oscuro. No estaba bien, le estaba causando muchos problemas a mi familia y decidí cambiar”.

De la escuela de deporte pasó al preuniversitario del Cerro, “que también era algo hostil, eran los muchachos que casi no los querían en más ningún lugar y estaban ahí”. Allí disfrutó las escuelas al campo e hizo amigos para toda la vida. Allí también aplicó para San Alejandro y el ISDI, viendo cuál lo aceptaba. Y lo aceptaron los dos.

Llevar las dos al mismo tiempo no solo significó “no tener jevita ni na’, eran solo los trabajos de la escuela y el estudio”, sino entrar en la vida bohemia de la nueva trova e ir a conciertos de Moncada en la escalinata.

Pero hay mundos de los que no se sale fácil y en la historia de Michel no hay espacio para tantos clichés. A los 19 se involucró en un hecho de sangre con una persona. “Me fui tres meses a un reformatorio otra vez”.

“Son cosas que uno las dice así y hasta risa puede causar, pero la vida me hubiera dado otro vuelco, estuviera ahora en otro lugar, hubiera matado a alguien...”, reflexiona desde la distancia.

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Quejas y sugerencias. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Durante la Bienal de La Habana de 2009 la policía detuvo a Michel. Una vecina vio la obra que estaba montando con la bandera cubana y lo denunció.

A Michel se le ocurrió usar el símbolo nacional por primera vez en su obra en casa de un amigo que estaba haciendo la de Puerto Rico con púas. Aquello gustó muchísimo y él decidió hacer la cubana, pero añadirle pétalos de flores. Pero la idea seguramente se había forjado mucho antes, cuando desde los cinco años quedó atrapado por la nacionalidad en las paredes del Museo de Bellas Artes.

Por aquellos tiempos también le gustaba mucho la Historia y hacía que su madre le comprara libros en la calle. “La nacionalidad cubana en un artista me llamaba mucho la atención. Eso fue creando mi patriotismo y mis ansias de representar a Cuba y las ganas de donde quiere que esté hablar de mi país y de lo lindo de mi gente en general. Me resultaba muy lindo ser como somos, en comparación con el mundo. Y hasta el día de hoy estoy orgulloso de eso”.

―¿Cuánto costó que se entendiera la serie de las banderas?

“Es que todavía no se entiende. Ojalá se entendiera en general”.

Cuando Michel comenzó con esta serie, a la que antes le precedió una de manos, algunas instituciones no vieron “con beneplácito que la hiciera con alambres de púas y flores. Después fui explicando que todas las naciones y sistemas tienen cosas que gustan y otras que no, y así es la naturaleza del ser humano. Sobre todas las cosas yo veía más las flores que los alambres, pero ese es mi caso, no necesariamente tiene que ser el caso tuyo. Depende de cómo vivas tu vida o la enfrentes”.

Las obras de Michel tocan en su mayoría problemas sociales, como el famoso buzón de quejas y sugerencias. Para ello ―dice― hay que trabajar mucho para saber lo que está pasando alrededor tuyo en temas de arte y conocer el entorno social, porque no puedes ser un ignorante de lo que pasa.

“No soporto a los ignorantes y a los tontos útiles. Yo trato de informarme en todo lo que puedo. A veces estoy más tiempo tratando de averiguar lo que está pasando a mi alrededor que realmente trabajando”.

Sus banderas están hoy en muchos lugares en el país, en jarras y forros para móvil de Artex, en paredes y murales en universidades, ministerios e instituciones. Pero su boom llegó, sobre todo, luego de que el equipo de Obama le solicitara una obra para ponerla como fondo durante una de sus intervenciones en La Habana.

Ya antes Michel era conocido fuera de su país. El artista cubano se graduó con honores del Instituto Superior de Diseño y el Centro Rockefeller le otorgó una beca de creación artística a la que nunca pudo asistir porque no le dieron la visa.

Los meses perdidos en trámites le costaron no poder acabar San Alejandro, pero eso lo llevó a trabajar como dibujante rápido en el Icaic y a hacer telones en el Ballet Nacional de Cuba. Allí, con Alicia, decidió que la pintura era, para siempre, su destino. Lo que lo dio a conocer por toda Europa fueron cuatro años en una galería en Venecia.

Pero Michel considera que tiene “una deuda personal con su país” y que ya no se quedará más diciendo que las instituciones no lo llaman para hacer cosas. “No, aunque no me llamen, yo trataré de estar cada vez que pueda y en lo que sea”. Aunque alguno ha sufrido de “desintereses”, Michel se ha dado a la tarea de hacer murales por toda Cuba. En las universidades de Cienfuegos y de Matanzas, en Santiago de Cuba va a hacer uno al lado del cuartel Moncada y otro a la entrada de Ciego de Ávila está en futuro proyecto.

En Estados Unidos hay personas que tildan a Michel de “comunista” y en Cuba hay algunos que le dicen que “está rarito”. Hace unos meses, cuando inauguró un mural en la terminal 3 del aeropuerto José Martí, me dijo: “Me gusta insistir en que no podemos hacer una mejor Cuba sin todos los cubanos, donde quiera que estén. Deberíamos pensar más en las cosas que nos unen que en las que nos separan. Ojalá que nuestro país se abra a los cubanos que no están aquí en Cuba. Ojalá que los cubanos que no están aquí también se abran a nuestro país, y podamos ser una nación como la soñó Martí, un país de todos y para todos”.

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Michel dice que concibió el proyecto Finca Calunga probablemente desde que no pensaba ser artista. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

―¿Cuándo te fuiste de Cayo Hueso?

“Yo nunca me he ido de Cayo Hueso”, responde al momento quien que cada vez que puede va los domingos a tocar rumba con su gente.

En 2016 Michel estaba viviendo, físicamente, fuera de Cayo Hueso. Tenía un estudio en Centro Habana frente al Malecón, donde todos “los socios”, cuando veían la luz encendida, “se colaban”. No es que Michel tenga algún problema para trabajar con visitas. De hecho, dice que le gusta trabajar de madrugada, solo o con amigos. Lo que sí no puede faltar es ron, tabaco y música cubana, jazz o hip hop. No duerme mucho y le gusta ver el amanecer. Cuando hace esto duerme tres o cuatro horas. No le gusta dormir la siesta, le recuerda los tiempos en que su abuela lo obligaba y lo odia.

Este proceso de creación ocurre ahora en su finca en Guanabo, que se empezó a construir en 2016 y se terminó casi dos años después. La idea era hacerse una galería, un lugar alejado de la ciudad para trabajar y que no fuera de fácil acceso. Pero no era ese el único objetivo.

Michel dice que concibió el proyecto Finca Calunga probablemente desde que no pensaba ser artista. “Yo siempre pensé llevar el legado de mi abuelito Carlos Martínez, a un lugar donde se le reconociera como el ser humano lindo que fue, y que se cumplieran las cosas que le gustaban: andar con niños y ayudarlos”.

En la finca, donde trabajan casi 17 miembros de familias de la comunidad, también se atienden casos de niños sin amparo filial. “No solo se trata de de ayudar, sino de que ellos mismos se puedan ayudar”. Se dedican a la agricultura y lo que produce el huerto se comparte con la comunidad, el hospital y los comedores de trabajadores.

Los niños de los alrededores vienen y además de visitar la galería, trabajan en el surco y el beneficio de ello se dirige a sus comedores o casas. La piscina de la finca se abre los domingos para los niños cercanos y contratan al salvavidas de la playa para que los cuide.

Cuando Michel llegó a ese espacio en Guanabo, allí no había nada. “Esto era una montaña. Desde la primera piedra hasta la última lo hemos hecho nosotros con muchísimo trabajo y esfuerzo. No es que yo sea un tipo que tenga tanto tampoco, sino que lo que puedo tener lo quiero compartir. Hay muchos que tienen más que yo y a veces ni siquiera para su familia. Nosotros no somos así porque mi abuelo Calunga no me enseñó a ser así”.

Michel y su abuelo. Foto: Cortesía de Michel Mirabal.

Michel siempre ha querido ser como su abuelo. De pequeño y durante años tuvo amigos imaginarios. Uno de ellos tenía la figura joven de Calunga. “Siempre trata de estar rodeado de niños que ellos son los más sinceros”, le decía.

Hace unos meses Michel subió a su Instagram un video de su padre, en el cual dice “lo más importante que yo le he escuchado en toda su vida porque él siempre me reprochó muchísimo de que yo estaba pintando, decía que eso no me iba a dar nada”.

En el fragmento de poco más de dos minutos, Richard Mirabal confiesa que subestimó mucho a su hijo de joven, porque siempre estaba con “los dibujitos”. Él quería que fuera músico como su padre. Pero lo mejor que tiene Michel ―sentencia― es la modestia y la sinceridad, “cuando se entrega se entrega. Tiene algo que no se si lo heredó de mí o de su mamá, es un martiano, con los pobres de le tierra quiere su suerte echar. Él no olvida a los muchachos del barrio. No olvida a los que se criaron con él”.

El día de esta entrevista Michel estaba contándole a su chofer lo apenado que estaba y la suerte que tenía porque un amigo le había hecho un favor. Al “mulatico de Cayo Hueso” casi se le salen las lágrimas cuando este le respondió: “papi, pero es que tú siempre estás haciendo las cosas por la gente, alguien tiene que hacerlo por ti, déjate querer”.

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Michel Mirabal: “Yo nunca me he ido de Cayo Hueso”. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Michel debe viajar en los próximos días a España a materializar por fin una exposición de dibujo en Valencia que la pandemia ha seguido postergando. Pero el pintor cubano, más conocido fuera que dentro de Cuba, tiene un problema: no puede estar mucho tiempo fuera de su país. Se deprime. Se pone de mal humor. Le entra la cosquilla de regresar.

La primera vez que Michel viajó fuera de Cuba fue a Venecia. Allí aguantó cuatro años, digo “aguantó”, porque cada tres meses se desesperaba y sacaba pasaje para venir. Tuvo que abandonar los canales de Venecia porque estaba gastando mucho dinero en pasaje. No aguantaba más.

El mayor tiempo que ha pasado lejos de su tierra fueron ocho meses en Estados Unidos, entre Miami y Nueva York. Michel estaba, artísticamente, en un boom, exponía en las mejores galerías del mundo y grandes clientes compraban sus obras. Pero la pasó “muy muy, pero muy mal”.

Dice Michel que tiene que revisarse eso. “Quizás sea una enfermedad”.

―Tus obras están expuestas en cientos de lugares en el mundo. ¿Qué le dirías al niño de Cayo Hueso?

“No tendría nada que decirle porque sigue siendo el mismo y no creo que él tampoco se las crea. Él sigue siendo aquel mulatico de Cayo Hueso a quien le gusta la rumba, el ron, estar con los amigos y compartir con la gente que más quiere. Mis grandes amigos son gente que no tienen nada o tienen muy poco. Yo le digo ´el mío´ al rey, al presidente y a mis amigos. No tengo medias tintas”.

"Ojalá que los cubanos que no están aquí también se abran a nuestro país, y podamos ser una nación como la soñó Martí, un país de todos y para todos”. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

La bandera de Finca Calunga. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Michel Mirabal disfruta un tabaco en su lugar favorito de Finca Calunga. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Entrada de la Finca Calunga: Estudio Galería del artista Michel Mirabal. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Rodeado de niños. Foto: Cortesía de Michel Mirabal.

Finca Calunga. Foto: Cortesía de Michel Mirabal.

Junto al Gabo y Mercedes, con quienes mantuvo una buena amistad. Foto: Cortesía de Michel Mirabal.

Michel junto al cantante Usher en Finca Calunga. Foto: Cortesía de Michel Mirabal.

El pintor de las banderas cubanas. Foto: Cortesía de Michel Mirabal.

Siempre rodeado de niños. Foto: Cortesía de Michel Mirabal.

En video, fragmentos de la entrevista

Vea además:

Cachita en el aeropuerto de La Habana, el mural del “mulatico de Cayo Hueso” (+ Video)

Se han publicado 31 comentarios



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  • @adriancamaguey dijo:

    Necesitamos que haya muchos Michel..o los hay, pero tenemos que descubrirlos..y ellos tienen que auto-descubrirse.

    • felixb dijo:

      no tiene nada de malo querer vivir en cuba ni querer vivir fuera de ella, el ser humano es del planeta tierra y puede decidir donde quiere vivir, muy sencillo

  • Ines María dijo:

    No conocía nada del autor de esas hermosas banderas. Agradezco este reportaje que me permitió asomarme al ser humano dueño de un corazón tan lindo. Me alegra que haya podido triunfar s pesar de tantos obstáculos que ha tenido desde su niñez, porque ninguno de esos malos "momentos" lo hicieron mala persona. Ahora trataré de conocer más de este genuino artista cubano.

  • Daniel Sanchez dc dijo:

    Amigo y con una sensibilidad, humildad al alcance de pocos. Un abrazo el mío!!

    • Michel Mirabal dijo:

      Gracias el mío , abrazos.

  • MDRM dijo:

    Muy lindo artículo, coincido con Adrián, personas como Michel deben estar por ahí y debemos darle más publicidad. Felicidades Dinella por este escrito.

  • Milagros dijo:

    Interesante historia, he visto esas banderas pero no conocía al pintor, y si, si se puede escribir un libro sobre la vida de este hombre.

  • Eddy dijo:

    Que esta hermosa historia de este heroe anonimo, si se puede nombrar asi los sigan buscando por todo el pais que tambien los hay y que se den a conoceral mundo porque por problemas de fatalismo geografico si tambien lo podemos llamar de esta manera malamente son conocidos en su barrio.

  • Anibal dijo:

    Conocía parte de su obra pero no sabía nada del autor. Ahora están más claras para mí las conexiones entre su obra y la fuerza interna del cubano.
    Que bueno este artículo.
    Ojalá aparezcan otros artículos como este porque entre los cubanos de aquí, de allá y del mundo hay más Micheles.

  • Isis dijo:

    EXELENTES PINTURAS. Todo el que conozca algo de las artes plásticas sabe que son algo único, extraordinario, felicidades a Michel, le pregunto que si la pintura de la bandera cubana que está en los estudios de 23 y M la hizo él.

    • Michel Mirabal dijo:

      Muchas gracias , si son obras nuestras las de 23 y M , gracias a la gran amiga Edith

  • Emma dijo:

    Adoro esas banderas aunque no conocía nada sobre el pintor que las hace, en mi familia sabemos un poco sobre descriminaciones, hace ya unos cuantos años, mi hijo, pintor autodidacta montó una exposición en una ONG de la Oficina del Historiador y no le permitieron exponer un cuadro porque tenía el torso de una mujer cubierto por la bandera, mi opinión de madre era la obra más linda que había hecho pero bueno así son las cosas, después comenzamos a ver a la bandera en cualquier tipo de artículo. Mucha suerte en su vida personal y profesional, me ha impactado mucho este reportaje.

  • 100 % Cubana dijo:

    Felicidades por el artículo, ya ven, el arte y el amor de los padres, pueden transformar !!!. Me encantan sus banderas, reflejan mucha cubania !!!!. Le deseo muchos éxitos en su proyecto !!!!.
    Gracias por ponerle a Cuba “CORAZON”

  • Francisco dijo:

    Un artículo muy bueno. Hay que descubrir y enseñar a personas comunes que triunfan no obstante obtaculos. Se levantan y aportan a su pais a su historia. Es evidente su amor por Cuba. Conocia alguna que otra obra pero nada más. Esta entrevista nos acerca a un cubano de gran trayectoria y de los que necesitamos para hacer una Cuba mejor

  • Paloma dijo:

    Gracias por mostrarnos al Michel de carne y hueso, su obra artistica es bella, su amor por Cuba y nuestra bandera se le nota a flor de piel, pero eso obra humanista que hace en Finca Calunga lo hace grande en verdad.

  • Maribel dijo:

    No sabía nada de la vida de Michel; pero cuando escuché hablar de el pintor de las banderas, recordé que siempre que iba para mi trabajo veía a través de una ventana una bandera cubana preciosa que me gustaba mucho, todos en el barrio sabíamos que esa era la casa de Richard Mirabal;pero yo no sabía que el pintor era su hijo. Si antes me gustaba su trabajo, ahora después de leer este trabajo me gusta más porque Michel es pueblo

  • Liborio dijo:

    Necesitamos que muchos emprendan el camino hacia la bondad y el altruismo como Michel Mirabal y pongan su talento en función de su nación.

  • Ladiarys dijo:

    Me emocionó mucho este artículo. Mil bendiciones y mi admiración para ese CUBANO con letras mayúsculas

  • Juana Sánchez del Campo Mela dijo:

    Muy bueno el articulo que se nos presenta sobre Michel el pintor de las banderas, soy Santiaguera y que mejor regalo el que se nos va hacer acá en mi tierra en el Moncada con esa pintura, esperaremos por él y por esa serie, gracias Michel por tu inteligencia y por haber triunfado en la vida a pesar de los obstáculos que se te presentó desde la niñez.

  • IVONNE dijo:

    FELICIDADES MICHEL, TE SIGO AUGURANDO MUCHOS ÉXITOS

  • Adrian MC dijo:

    Buena historia de vida. Qué bien que supo enrumbar su vida hacia el buen camino. Lo mejor de todo es que hoy sabe (y puede) cómo hacer que la vida de otros jóvenes sean mucho mejor que la suya. Estoy convencido que muchos de esos niños que hoy lo rodean harán de él, el ángel que los salvó en un momento de sus vidas.

    Felicidades Michel. Había visto tus obras, sobre todo las banderas, en el programa 23 y M, y en las redes sociales. Qué Dios siga bendiciéndote!!!

  • Manuel dijo:

    Habla a traves de las pinturas, lo importante es comunicarse, no importa el lenguaje y Michel lo logra. FELICIDADES ARTISTA, me gusta lo que haces.

  • Eneida dijo:

    Es nieto de Martha Jean-Claude?

    • Mirabal dijo:

      Con mucho orgullo ,si.

  • El Alazán del Caribe dijo:

    Exitos Michel, que grande eres, en la tierra necesitamos millones de Michel y Calunga.

  • Mrian dijo:

    La obra que realizas muestra la persona que eres. Un cubano que ha tenido que remar en aguas tranquilas y embravecidas, sin dejar que nada ni nadie impida cumplir tus sueños. Bella obra, la artística y la humana con esos niños. Larga vida para tí y los tuyos.

    • Michel Mirabal dijo:

      Muchas gracias , es un honor para mi y mi familia todos estos comentarios tan lindos el emocionado soy yo. , gracias

  • Anabel Splinter González dijo:

    Me emocioné muchísimo con este reportaje, le doy gracias a la vida haberlo conocido y compartir con el momentos importantes de mi vida, cuando estuvo a nuestro lado y nos dio todo el apoyo emocional que necesitabamos, quizás el no lo recuerde, pero da fe del excelente ser humano que es y un artista talentoso. Compartir con él es un encanto, siempre tiene una gran sonrisa, faltó que es un cubano genuino y gusta del tasajo con boniato!!! El ron y un tabaco. Merecido homenaje.

    quizás ni el recuerde

    • Michel Mirabal dijo:

      Hola amor Anabel , porfa dime porque ya se me olvidan las cosas jajajajaja ,

  • yam dijo:

    Me alegra que te hayas rehabiltado y que respondas a los comentarios de los lectores, representa humildad. No he visto casi nada de tus obras, pero a partir de ahora mostraré interés en ello.

    • Michel Mirabal dijo:

      Muchas gracias hermano un gran abrazo

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Dinella García Acosta

Dinella García Acosta

Periodista de Cubadebate. Graduada de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana (2019). Contacto: dinella@cubadebate.cu En Twitter: @dinella_garcia

Irene Pérez

Irene Pérez

Fotorreportera cubana. Trabajó en Cubadebate de 2011 a 2022. Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana (2014). En Twitter: @irenepperezz

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