Bajo el cielo cubano
De seguro que usted las ha escuchado más de una vez. Y quizás hasta las haya tarareado. Canciones como Vendaval sin rumbo, Camarera de mi amor, Levántate y Los aretes de la luna son antológicas. Pero si le preguntan a usted el nombre de su autor, lo más probable es que vacile antes de responder que fueron escritas por José Dolores Quiñones, un filósofo del bolero, como se le llamó a este embajador de la música cubana que fue uno de nuestros más importantes compositores. Decía Quiñones que tenía una legión de admiradores en todo el mundo e intérpretes de su música, muchos y buenos, como Daniel Santos y Caetano Veloso, Javier Solís y Antonio Machín, Benny Moré, José Tejedor, Rolando Laserie y Bienvenido Granda, y también Lola Flores, Bobby Capó, Toña La Negra…
José Dolores Quiñones nació en la ciudad de Artemisa el 22 de marzo de 1918 y en 1945, con 27 años de edad, se fue a México en busca de un mejor ambiente. A partir de ahí recorrió buena parte del mundo con su música para terminar radicándose en Francia. Viajaba a Cuba con frecuencia. En 1998 estuvo en La Habana para celebrar junto a los suyos sus ochenta cumpleaños. Entonces se le rindió homenaje en una de las jornadas del Festival Internacional Boleros de Oro, lo congratuló la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y Artemisa lo acogió como un hijo predilecto.
En Cuba las cosas le fueron bien y casi siempre mal. Tenía que ganarse la vida como pintor de brocha gorda. Y de su oficio de pintor vivió durante años en cada uno de sus retornos a la Isla. Pintaba iglesias junto al también compositor Francisco Escorcia, un trinitario nacido en 1917 y que se inició en la música en 1936 con el bolero Quedará el recuerdo y que fue autor además de otra pieza emblemática de nuestro cancionero, Olvido tu olvido. Curiosamente, César Portillo de la Luz, otro grande de la música cubana, autor de Tú, mi delirio y Contigo en la distancia, entre otras melodías, también se vio obligado a sobrevivir durante mucho tiempo con su trabajo de pintor.
Eran días, recordaba José Dolores Quiñones, que una completa, esto es, un plato de comida variada costaba unos pocos centavos en una fonda humildísima, pero no siempre era fácil que aparecieran esos centavos. Precisaba en una entrevista de 1998: No era fácil vivir en Cuba de la música.
De México pasó Quiñones a España. Lo invitaba el mítico Antonio Machín, que le había grabado sus números No te burles y Vendaval sin rumbo. Era ya un trotamundos. De España se fue a Francia y entabló una guerra sin cuartel en reclamo de sus derechos de autor. Llegó sin un solo centavo en el bolsillo, pero llevaba un portafolio repleto con partituras de su música, que vendió enseguida.
Y es ahí, afirmaba José Dolores Quiñones, que comenzaba su vida. Recorrió con sus boleros buena parte de Europa, y en Roma, en un restaurante, cantó para Federico Fellini. Convenció al futuro director de La dulce vida, que terminó contratándolo para su película Bocaccio, filmada en 1970.
Pasa Quiñones tres años en Noruega y decide instalarse en Toulouse, Francia. Lo incluyen en una antología de poesía francesa y prosigue su exitosa carrera como compositor con cientos de melodías en su haber y 12 hijos dispersos por el mundo. Pero sus raíces eran cubanas y estaban en Cuba. Y en Cuba estaban también sus mejores recuerdos.
Por eso dice en una de sus canciones, Bajo el cielo cubano:
Yo quisiera cantarte, mi hermano, / las cosas que guardo en mí, / el caudal de emociones y sueños / que llevo en el corazón. / Cuánto extraño Galiano y Neptuno, / La Víbora y el Malecón, / el Paseo del Prado, el Vedado, / el son y el danzón. / Yo quisiera volver a soñar / en mi Habana querida / y sentir la caricia de Dios en el amanecer.
José Dolores Quiñones falleció en Toulouse, en 2008.
Fue el autor, asimismo, de Cocodrilo verde, Odio que crece y Que me hace daño. El autor imperecedero de Vendaval sin rumbo, que interpretó también José Tejedor, y de Camarera de mi amor, inmortalizada por Benny Moré.
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Los interpretes de Quiñones son súper estelares: Celia Cruz, Vicentico Valdés, Javier Solís, Benny Moré, Rolando Laserie, Amalia Mendoza, Toña la Negra, Lola Flores, Nacha Guevara, Celio González con La Sonora matancera, José Tejedor, Bobby Capó, Caetano Veloso, Bienvenido Granda, Daniel Santos, Antonio Machín.
José Dolores Quiñones,
Trotamundo, bolerista,
Nos regaló, como artista,
Emblematicas canciones.
Dejó amor en los renglones
De cada composición,
Y aunque anduvo, con razón,
Por el mundo dando tumbo,
Él fue un Vendaval con Rumbo
A la fama en su Salón.
Excelente Ciro, mi pregunta a las autoridades del MINCULT.¿
¿Que esperamos para un festival de Bolero con el nombre de Josè Dolores Quiñones¿
No es mala idea, sería una exelente ocasión para convocar a los mas prestigiosos cultivadores de ese gènero, que todavía existimos gran cantidad de seguidores y soñadores.
Comparto la idea de
SPOC sobre el Festival
Del Bolero, para dar
Un homenaje a José.
Ademas yo pienso que
Debe ser competitivo,
Con grabaciones en vivo
Para buscar el talento
Que hay en el pueblo. Este evento
Sería algo muy positivo.
Quiero agregar ademas
Que a España llegó él, errante,
Con una mano delante
Y la otra mano detras.
En una maleta, las
Partituras tenía solo,
No tenia ningun tesoro
Pero tenia por fortuna
Los aretes de la luna
Que valian su peso en oro.