Cubadebate

Foto: Aylén Pérez Retrahtos Inc.

La razón de darte un beso/ va cambiando con el tiempo./ Es luz de tus penumbras,/ besos al vapor de sueños... 

Así, de a poco y hacia lo infinito, se nos han ido estampando estos Besos del Maestro César López —estrenados recientemente en las plataformas virtuales— que hablan de lo que el amor y la constancia pueden, más allá de cualquier circunstancia árida y de las nostalgias latiendo en los abrazos postergados; más allá de los besos otros que subsisten en los extremos de un confinamiento y de cualquier tiempo difícil.

Buscándole las “razones” a pie de verso a su más reciente propuesta audiovisual, emprendimos este diálogo con el autor de la canción del videoclip homónimo, Besos, dirigido por el destacado realizador Hazeem Velázquez.

Foto: Angelo Mastrascusa/ Retrahtos Inc.

—Besos resume el calor familiar, la manera más íntima de asumir la felicidad y defenderla, las razones que cambian (para bien) y crecen con el tiempo y la vida, el saber cultivar y el elegir cuidar… También va de los frutos. Sin embargo, ¿qué es para César realmente? ¿Cuánto significó —amén del excelente resultado— vivir el “proceso” junto a su esposa Seiko y a su hijo?

Es una canción hecha a raíz de todo lo que comenzamos a vivir hace más de un año. Una canción que refleja, básicamente, la lejanía que debíamos tener los cubanos con todas las reglas a cumplir para no contagiarnos unos a otros. Entonces, dime tú, los cubanos somos besucones, nos abrazamos… toda la familia. Imagínate tú, teníamos entonces que, prácticamente, prescindir de eso.

Pero no es algo tan superficial como esto solamente, sino el significado que tiene un beso. Un beso encierra muchas cosas, no solo el cariño o, incluso, el amor más íntimo de pareja. Refleja una necesidad espiritual de los seres humanos de estar cerca, de quererse, de respetarse. La canción habla de eso.

Para mí, haber estado con mi esposa y con mi hijo, compartiendo casi como protagónicos en este video, es una cosa entrañable. Y te puedo decir: la canción tiene un alto sentido del amor, de la unión, del respeto; todo eso está muy ligado a mi familia, que es —en realidad— la fortuna más grande que tengo yo, mi patrimonio más querido, el que más cuido, el que más deseo. Figúrate, ha sido un placer inmenso poder estar con mi esposa y con mi hijo en este audiovisual.

Foto: Aylén Pérez/ Retrahtos Inc.

—Además de la elevadísima calidad musical y artística que es hábito en usted y por tanto en este video, se agradece la gran curaduría estética y la factura audiovisual. Háblenos de la(s) otra(s) familia(s) detrás del sueño…

Yo utilicé —y agradezco mucho a los músicos que grabaron en esta canción— la base, el formato de Habana Ensemble, entonces añadí una guitarra acústica y un trombón. Estuvieron ahí conmigo Miguel Ángel “Wiwi” García en el piano, Lino Dariel en el bajo (que no está en HE pero compartimos antes en otra orquesta que se llama Akokán). En la batería, ese destacado joven cubano que es Rey Ponce, en el trombón también fue invitado Yoandy Argudín y, bueno, el legendario trompetista cubano Reinaldo Melián “Molote”, que es uno de los grandes de Cuba.

El equipo de filmación estuvo radiante, fue inmenso, dirigido por el joven Hazeem Velázquez, con quien ya vengo haciendo todos mis audiovisuales y este es el tercero que hacemos juntos. Estoy muy feliz siempre con su trabajo y su equipo es muy profesional, muy serio. Muy bonito que quedó el video, gracias también a la disciplina que tienen estos grandes profesionales.

—Ya habíamos tenido la suerte de escucharlo cantar en otras oportunidades, como en aquella gran entrevista con Amaury Pérez en Con 2 que se quieran (3) y —para lujazo nuestro— en Zona de Arte, de CubadebateTV, acompañado de la magia de su saxo. ¿Es esta la semilla de un proyecto mayor en la música, voz y saxofón mediante?

En otras ocasiones, sobre todo en discos míos y en un audiovisual con Luna Manzanares —una canción mía también—, yo he hecho un solo de saxofón.

Cantar siempre estuvo muy presente en mi vida. Tal es así, que yo empecé como niño trovador con ocho años. Cuando tenía diez, gané el primer festival de niños trovadores de Cuba, así que cantar para mí no es ajeno: es mi primera incursión en la música. Incluso, el primer instrumento que aprendí a tocar no fue el saxofón, fue la guitarra. Y sí, claro que habrá empeños mayores en hacer un disco cantando, ya en eso estamos trabajando y tejiendo esa idea.

Aunque no he dejado nunca en mis últimos discos de hacer alguna canción, lo que no han sido completamente como esta veta de cantautor que tengo yo.

Foto: Angelo Mastrascusa/ Retrahtos Inc.

—¿Otros proyectos inmediatos que el público podrá disfrutar?

No solamente participo en Habana Ensemble como mi proyecto, también soy integrante del Cuban Sax Quintet y de la orquesta Akokán.

Con respecto a Cuban Sax Quintet, ya debemos entrar en cualquier momento al estudio a grabar nuestro segundo proyecto discográfico, donde he sido el compositor de todas las obras. Se va a hacer con el Museum Mozartiano, con las cuerdas.

Es un disco muy especial porque la música está compuesta justo para este disco y coquetea constantemente con la música clásica, independientemente de que nosotros tocamos siempre y resaltamos nuestra cubanía. Es decir, hay ritmos cubanos dentro y trabajados a un estilo un poco más clásico. Creo que va a ser un disco muy interesante y es de los proyectos más inmediatos.

Acabo de hacer ahora el homenaje a Chucho Valdés, un proyecto que se llama Los herederos, donde soy uno de los productores junto a Orlando Valle “Maraca”, Germán Velazco y Alfredo Thompson. También soy uno de los compositores y arreglistas de este disco.

Estoy enfrascado además en los arreglos del homenaje que se le va a hacer a José Luis Cortés “El Tosco”, por sus 70 años. Por ahí van los tiros.

Foto: Retrahtos Inc.

Detrás de cámaras, las razones de Hazeem

Hazeem ya nos resumía, en exclusiva a Cubadebate, sus miradas y razones sobre esta tercera experiencia audiovisual con César López.

“Este audiovisual fue un reto para el equipo de producción y para mí, ya que los videos realizados para César habían dejado una expectativa elevada en cuanto al valor de producción. El Capitolio y las cascadas de Soroa fueron locaciones complejas y de grandes dimensiones”, confiesa el director de Besos.

El desafío de una nueva aventura, menos compleja en cuanto a la locación, los llevó a él y a su equipo de Retrahtos Inc. a apostar por la grandeza que subyace en la aparente simplicidad. “En este caso, el proyecto era mucho más sencillo. Al escuchar la canción, decidí enfocar el audiovisual en lo simple: los besos, pieles, miradas… y, de esta forma, atacamos la esencia de la canción”.

Pero a estos Besos de César, Hazeem quiso acompañarlos tecnológicamente, por así decirlo, y decidió filmar el videoclip con “una tecnología poco común en Cuba: los lentes anamórficos, que nos darían una estética diferente, dentro de lo sencillo, pero a su vez sin perder el color cinematográfico”.

Junto a todos esos ingredientes, hay otro que se percibe del lado donde el público disfruta: la armonía de crear en familia. “Trabajar con la familia de César como elenco fue aún más magnífico, ya que esto hace el trabajo realizado más íntimo y real”.

Solo queda, si no lo ha hecho todavía, la invitación deleitarse en este beso virtual que, desde la música, reúne los de todos: los besos con sabor a café recién colado, los otros que huelen a cañaveral (o a ciudad y a pueblo), aquellos con aroma a refugio tibio de hogar un domingo, los que se resisten al confinamiento, los besos de la postergación y los que gritan el reencuentro. Como sean, pero definitivamente nuestros mejores Besos.

Foto: Aylén Pérez/ Retrahtos Inc.

En video, Besos